Holly una chica huérfana que no cree ni en sueños ni en esperanzas, se ve envuelta en un nudo de sensaciones... James, Jorge y Holly, todos unidos por un único lazo: Holly Smith.

lunes, 30 de mayo de 2011

Capítulo 31: Perfecto...

-¿Te gusta? -Jorge me mira mientras yo giro sobre mi misma-
-Estás espectacular pero... ¿cómo has conseguido ese traje?
-Es que tengo que ayudar a James con sus preparativos y... me pidió ser su pareja ya que tú vas a ser la de Marie.
-Es cuestión de trabajo. -me interrumpe-
-Lo mío también.  -suspiro, me desvisto y me pongo ropa para dormir-
-Si piensas que James te ama estás equivocada, Marie me habla maravillas de como la trata a ella, así que déjate de soñar.
-No sueño, además ¿por qué dices eso? No quiero a James... Ni él a mi.
-¿Pero si te amara no te dejarías? -tocan la puerta y entra Marga-
-Señorita quería preguntarle... Ohh lo siento, si está ocupada mejor vengo en otro momento-
hago ademán de responder pero Jorge se adelanta-
-Gracias Marga, puede retirarse -así lo hace-
-¡Qué arrogante! Odio a los hombres con orgullo que se dejan llevar por su rabia -mis palabras salen de mi boca como escupitajos-
-Si odiaras como dices no amarías a James -veo como se marcha, me miro al espejo; ¿he cambiado como dicen? ¿Es verdad que soy más impulsiva que racional? Aunque después de todo el corazón siempre vence a la razón pero... ¿Soy la misma de antes?
***
Abro los ojos, me he quedado dormida. Ya es de día, me levanto con un dolor de cabeza terrible. ¿Dónde está el vestido? Anoche lo dejé encima del sillón, ¿ha desaparecido? Busco por todas partes, ni rastro de el, le pregunto a Marga, no sabe nada. Paso por el pasillo de vuelta a mi cuarto, oigo risas, miro a hurtadillas por la puerta del cuarto de Marie.
-¿No es precioso? -le pregunta a una sirvienta que asiente sin saber por qué, se da la vuelta y me ve, salgo corriendo a mi cuarto; ¿lleva mi vestido? Pero ¿por qué?
-Siento mi irrupción pero me he dado cuenta de que estabas cotilleando.
-No es cotilleo Señorita pero me he fijado que llevaba el vestido que era mío.
-Era, tú lo has dicho, el mío me gustaba sí, pero no tanto como este...
-Se lo diré a James.
-No sé como, se ha ido a que le arreglen para la fiesta y volverá por la noche...
-¿Por qué lo ha hecho?
-Porque sé que lo amas y si él tiene certeza de ello hará lo posible por estar contigo así que he intervenido. Es todo, te veré esta noche... Con tu uniforme de "gala" -recalca la última palabra-
Me quedo sola, cierro los puños de rabia y me tiro a la cama. Me giro, veo el libro que me regaló Peter, lo tiro contra el suelo, no sé muy bien por qué. Arrepentida me levanto y lo recojo, se cae una hoja de la última página, que raro, creí haberlo leído todo:
                        Querido diario:
           ¡La gente es tan cruel! Me han robado mi dignidad y no sé como recuperarla...
           Pero esta guerra no la he perdido aún... ¡no consentiré que nadie me robe mi
           dignidad! Todo tiene solución, así me enseñó madre, ¿no? Y con mi orgullo im-
          petuoso me voy a recuperar lo que es mío. Con mi orgullo y con mi alma,
          debería decir...
Salgo de esa casa corriendo sin que nadie eche en falta mi ausencia, voy a mi antigua casa, donde vivía con Mary. Entro y oigo como cruje la puerta. Miles de recuerdos me vienen a la mente: infancia, inocencia, dulzura, afecto, sonrisas, felicidad... No está Mery, ¿se habrá mudado? ¿habrá... fallecido? No lo quiero ni pensar. Recuerdo que hace mucho tiempo me dijo que cuando me recogió de la calle, cuando era un bebé, tenía una caja con ropa para mí y con ropa de mi madre por si un día la echaba en falta, me pregunto si todavía estará esa caja, nunca la he mirado porque Mery me ha dicho siempre que cuando crezca me la podré poner.
Voy a mi cuarto, todo está como antes, la cama y la mesita de noche al lado de la ventana, con las cortinas desvaídas. No hay nada, suspiro, y camino hasta llegar a la ventana, pero antes de llegar, se rompe un trozo de madera del suelo, mi pie casi cae dentro del hueco, me acerco, está lleno de polvo, meto la mano dentro; saco una caja vieja, ¡ahora lo recuerdo! ¡Por eso nunca encontraba la caja! Mery siempre me decía que la escondía en un lugar donde algún día yo descubriría... Cuando realmente me haría falta, ella siempre ha creído en el futuro y el destino... Abro la caja, veo ropa de calle, y por último un vestido azul, lo despliego: perfecto...

domingo, 8 de mayo de 2011

Capítulo 30: En la vida hay que cometer locuras

Sábado 21 de Noviembre. Mañana es el cumpleaños de James; observo por la ventana de mi cuarto, Elizabeth está dando instrucciones sobre la mesa de la comida mientras muchas sirvientas traen sillas compradas y otras se encargan de decorar el ambiente de la casa. Me pongo el uniforme, alguien me tapa los ojos, sonrío.
-Sé que eres tú. -no dice nada simplemente se limita a besarme, observo los ojos de Jorge, tan inocentes como siempre, sonríe-
-Hoy por la tarde tengo que ir a recoger unas cosas al pueblo de al lado, es que allí tengo mi uniforme para celebraciones importantes -hago un mohín por su respuesta- Si algún día tú y yo llegamos a celebrar algo, ese día no me pondré el uniforme, me compraré el mejor traje que haya -se acerca a mi oído y susurra- Solo para ti... -le doy un beso, es demasiado bueno-
-Tengo que preguntarle a la Señora qué he de hacer.
-Está bien, te veo esta noche. -me da un beso a modo de despedida-
Bajo al jardín donde se encuentra la Señora.
-Disculpe -se da la vuelta- Aún no me ha dicho que tengo que hacer -sonrío cordialmente-
-Ohh lo sé, me gustaría que hicieras algo más -tiene aire pensativo- más trabajado. Quiero que te encargues, hoy y mañana, de todo lo que le haga falta a mi hijo -me late el corazón a mil, sé que lo hizo adrede, se ríe con disimulo- Estate atenta a todo lo que necesita -observo como se marcha dando más instrucciones a otras chicas, subo al cuarto de James en silencio, preocupada-
Un simple toc toc. Entro.
-Hola, su madre me ha dicho que le ayude con todos los preparativos para mañana y... -dejo de hablar, Marie sale del baño en bata y él se levanta en ropa interior, respiro agitadamente-
-Ehh sí claro, ¿me das un minuto?
-Faltaría más. -cierro la puerta a mis espaldas, una lágrima se resbala por mi mejilla-
-Ya puedes entrar -su sonrisa tan cálida como siempre me sorprende, es Marie la que me habla- yo bajo a desayunar -asiento y entro-
-Bueno -se rasca la cabeza incómodo- Tendrías que ir a buscarme los zapatos que encargué y bueno, también me puedas dar tu opinión sobre el traje -sonrío con cuidado, ¿cómo puede ser que le resulte tan fácil hablarme y encima parecer natural?- Vale pues, vístete y me acompañas a la tienda.
-¿Ahora? -se acerca a mi, su mano roza mi mejilla y sonríe con añoranza-
-Sí. -aparta la mano y se da la vuelta como molesto-
***
Lo espero en la entrada de la casa, por alguna extraña razón me he puesto un vestido que me hizo Mery para cuando creciera, de color azul cielo a juego con una cinta para el pelo. Lo veo bajar las escaleras, con unos pantalones blancos y una camisa de botones que deja entrever su pecho.
-¿Lista?
-Sí -me pone la mano en los hombros y me conduce a su coche, me siento a su lado y veo como conduce-
Llegamos a la tienda y habla a la dependienta sobre el traje que dejó reservado.
-Siéntate y me dices tu opinión, ¿si? -me siento en un sillón a la espera, unos 5 mints. después sale, tiene un traje; chaqueta y corbata, le queda genial aunque podría ser mejor- ¿Y bien?
-Te queda bien aunque... -frunce el ceño y yo sonrío, miro los trajes y veo uno perfecto- ¿No te gustaría probar algo nuevo? -le enseño un frac, camisa blanca y el resto negro, algo que se ha echo muy reciente-
-Es que ese traje es muy nuevo... ¿Y si no les gusta?
-Tú pruébatelo y ya vemos -me hace caso, después sale; le queda aún mejor- Creo que tienes razón, me queda genial pero... ¿cómo me pongo esta cosa? -señala la pajarita, me acerco a él y se la coloco, observando como se pone nervioso y como se muerde el labio inferior, se mira cuando termino- ¡Vaya! ¡Está genial! Me arriesgaré a que mi madre me eche la bronca -me sonríe y me agarra la mano, me acerca al espejo- Estarías genial a mi lado en la fiesta.
-¿No te acompaña Marie? -dije molesta-
-Que va, ella solo bailará conmigo. ¿Te gustaría acompañarme?
-Tengo que trabajar como todas.
-Sí pero mi madre me deja elegir a una sirvienta para que me acompañe.... ¿no te gustaría?
-No tengo dinero suficiente.
-Yo te lo compro. -hago otro mohín- ¡Venga porfa!
-Tu madre se enfadará.
-En la vida hay que cometer locuras. -me convence y vamos a una tienda de chicas, ¡todo es tan bonito! Me empiezo a probar y él se limita a mirar como el vestido se me adhiere bien a mi cuerpo, se pone nervioso y traga de vez en cuando. Al final me quedo con uno de color rojo, con escote de palabra de honor y algo pomposo, pero como es lo que todas llevan a la fiesta no me puedo quejar...-
Llegamos a la casa, está vacía, se habrán ido todos a comprar más preparativos y la ropa. Le preparo la ropa de James en una percha y la cuelgo en un barrote de hierro para que quede totalmente liso.
-¿Necesitas algo más? -se sienta en un sillón de al lado de la puerta-
-Creo que no -me dirijo a la puerta para marcharme, me coge de la mano, lo miro, tiene la cabeza gacha-
-Lo siento. No quería que pasara esto y... cuando paso tiempo contigo pienso que todos es... como antes. -se levanta, su altura me sobre pasa- Te quiero y no sabes cuanto tiempo he intentado olvidarte pero... Es imposible, Marie y yo tenemos discusiones porque ella hace que te olvide pero no lo consigue, a veces, cuando nos besamos pronuncio tu nombre y se enfada. Y ahora tú estás con Jorge y no puedo hacer nada. Te quiero -no dice nada más y sin pensar lo que yo siento se abalanza, su mano coge mi espalda y la otra mi cabeza, sin que me pueda mover.- No sabes todo el tiempo que llevo esperando este momento -vacila, se detiene solo para rozarme con sus suspiros, nuestros labios, ansiosos por cierto, se tocan débilmente como una pluma cuando cae al suelo, después se hunden lentamente hasta que se mueven al compás, exasperados, deseosos... Lágrimas caen de mis ojos, le aparto, me mira confuso-
-¡No vuelvas a hacer eso! -y aunque me duele se lo digo-
-¿Por qué? ¡Sé que me quieres! -se acerca y me vuelve a besar- Te dejas, eres débil porque quieres besarme, porque me quieres tanto como yo a ti.
-¡No! ¡Yo quiero a Jorge y como lo vuelvas a hacer te juro que me largo de esta casa! -Salgo de la habitación-
Vale, tiene razón, ¡quiero besarle! ¡Pero no puedo porque estoy con Jorge y él hace que le olvide! ¡Él me hace feliz y... me quiere! Me encierro en mi cuarto y me quito la ropa, me quedo en ropa interior, me apoyo contra la puerta, me dejo caer, más y más lágrimas se desbordan hasta caer a un abismo y romperse en miles de cristales.
Me viene la frase de James a la cabeza: En la vida hay que cometer locuras. Sí, es verdad. Pero no hasta tal punto de dañar a quienes quieres.
Vestido de Holly.


Traje de James.