Holly una chica huérfana que no cree ni en sueños ni en esperanzas, se ve envuelta en un nudo de sensaciones... James, Jorge y Holly, todos unidos por un único lazo: Holly Smith.

domingo, 22 de enero de 2012

Capítulo 36: ¿Es un fin? Claro que no.

Pasó un mes. Pasó un mes desde la muerte de mi gran amigo, y pasaron 4 meses desde que me había marchado de aquella casa.
Esa tarde, mientras me vestía con ropa de campo, me dirigí a mis tierras para inspeccionar como iba todo y quitar las malas hierbas.
Una tras otra, el sol se posaba en mi cabeza haciendo que el calor fuese insoportable. Después de unas horas terminé, al fin, suspiro por el cansancio y me paso la mano por la frente. Amontono las hierbas, pero antes de quemarlas voy a darme una ducha. ***
El fuego ya encendió. Parece como si el contacto del fuego y las hierbas dibujasen míticos garabatos... Apago el fuego.
De la cocina cojo un té helado, y me dirijo al porche, cogiendo de paso un libro.
Me siento en la silla del porche, pongo el té en la mesita. Abro el libro y me sumerjo en una fresca lectura al compás de la suave brisa y el refrescante té.
Cada palabra hacía que me relajara, cada frase hacía que me introdujera en el libro, cada página me llevaba a otro mundo...
El sol se estaba escondiendo, la tarde pronto se iría para dar paso a la noche.
Miro al techo, suspiro. Como dice el libro: Los buenos momentos vienen cuando menos te lo esperas... Supongo que todo el mundo se espera algo bueno, pero es difícil que no vengan malos momentos... Interrumpo mis pensamientos, a lo lejos, en el camino, veo a un chico caminando. Va con dos maletas, una en cada mano, no sé por qué pero me es familiar. De repente mi corazón da un vuelco. 
Lo veo. Después de tanto tiempo lo veo... No sé qué hacer; mis pies, como si fuesen ruedas, bajaron el porche y llegué a donde estaba él, donde se encontraba James...
-¡James! ¿Qué haces aqui? -me sonríe, suelta las maletas-
-¿Es que no lo has averiguado aún? -lo miro, por una vez, esperanzada- Este tiempo he estado reflexionando sobre que quiero que seas para siempre la mujer que me acompañe hasta el resto de mis días. -no dije nada, no podía- Y he tardado tanto tiempo porque a mi madre le costó asimilar mi decisión. Aunque si hubiese dicho que no me hubiera ido igualmente. -frunce el seño- ¿Es que no estás contenta? ¡Podremos estar juntos! -sonríe y me abraza, dejo que lo haga porque...-
-Sí, claro que me alegro -digo desviando mis pensamientos- pero... Seguramente tu madre estará muy enfadada. -me sentía mal, porque yo era la culpable-
-Jajaja. -me roza la mejilla- Lo está, pero mi padre me apoya, ¿y sabes por qué? Porque él no quiere que me pase como a mi hermano. -después de unos segundos continuó- Mi madre me dijo que me iba a desheredar pero no me importó, además, mi padre me aseguró que todos los meses me daría un dinero para que no lo pasásemos mal, pero tengo que decirte que me estoy preparando para ser médico. -sonríe satisfecho- Aunque veo que a ti te va genial -mira la casa y la tierra-
-Sí, por suerte sí. Soy partera y también con estas tierras saco algo más de dinero.
-No sabes lo que me alegro, y no sabes lo mucho que me costó encontrarte. -sonrío tímidamente- La herencia de mis padres va a ser destinar a familias necesitadas, así fue como le dije a mi padre que quería que hiciese con ese montón de porquería económica, y él aceptó bastante contento. ¿Sabes qué? -levanta las manos hacia arriba como si acabase de acordarase de algo muy importante-
-No, ¿qué? -dije con cierto humor que él captó pero que ignoró-
-Te amo. -y en ese momento creo que los dos sentíamos lo mismo, porque me agarró la cabeza y me besó muy efusivamente-
***
Y por supuesto pensarás; "¿ya está? ¿Aquí termina la historia de Holly? ¿Es un fin?". Pues no, nuestra historia no acabará hasta el día que, como dos viejecitos, muramos de alguna enfermedad o del cansancio, pero no pensemos en eso ahora.
Él, invirtiendo el dinero de su padre, construyó una consulta para ejercer su profesión como médico, que consiguió gracias a muchas tardes yendo a la ciudad para estudiar. Yo le ayudaba por las mañanas atendiendo mujeres embarazadas, luego iba a casa para hacer las faenas de la casa y también para sembrar y cuidar la tierra, cosa que a James no le agradaba porque decía que era un trabajo muy duro, se encargaba sobre todo él. Yo me tenía que conformar con quitar las malas hierbas o llevarle algunos saquitos de semillas, o regar. Pero lo que más me gustaba era llevarle un vaso de limonada y verlo con el torso desnudo; no me iba hasta que me sonriese y con un beso suave en los labios me lo agradecía.
Y al cabo de un tiempo... Bueno... ¿Cómo decirlo? Tuvimos dos hijos, ya está dicho, ¡qué peso me quito de encima al decirlo! El primero era un niño al que llamamos Jorge (sí, como mi difunto amigo, de echo el nombre lo eligió James, no yo) tenía el pelo castaño claro, como el de mi esposo, y los ojos azules como los míos. Y luego nació Olympia, Ollie cariñosamente llamada, de pelo oscuro y ojos del color de la miel... Ya habréis averiguado de quién eran esos ojos que yo tanto amaba.
(conversación)
-¿Sabes? El día que viniste aquí estaba leyendo un libro y recuerdo claramente qué ponía: Los buenos momentos vienen cuando menos te lo esperas... Fue emocionante leer algo que en el futuro se cumpliría porque cuando levanté la vista allí estabas tú y...
-Siempre tan romántica. En estos años eso no ha cambiado. -ella parece confudida-
-¿Y es eso algo malo? -con sus dos manos el coge la cabeza de su amada-
-Claro que no, de echo me encanta... Eso fue una de las cosas que me enamoró de ti.
Con esas palabras Holly se derretía, y cuando él la tocaba se rendía en sus brazos.
-Es que creí que... -intentaba mantener la coherencia pero perdió el hilo de lo que estaba diciendo cuando sus labios rozaron el cuello de Holly-
-Shh... Sólo bésame lentamente.


Y como dicen los cuentos...: Y viveron felices y... ¡qué demonios! ¡Dejémonos de finales de cuentos! Porque aquello no era el final de una historia, sino el comienzo de una nueva vida.




¡Dios mío! ¡Cuánto he tardado en publicar! Lo siento tanto que no saben cuanto :S pero no sé, supongo que a todo el mundo alguna vez se le desaparece la inspiración y un día le viene de repente. No sé si les ha gustado el final... Aún así he puesto todo lo que ha estado en mis manos y mi cabeza para que el final pareciese bonito.
AGRADECIMIENTOS
A todos los fans de esta historia: sin ellos no habría razones para continuar escribiendo.
A todos los que me comentaban porque gracias a esas pequeñas líneas me felicitaban por el capítulo lo cual me alegraba muchísimo.
A una amiga, Saray, que gracias a ella hoy he dado el paso para publicar... Siempre me estaba diciendo que publicara porque ella al igual que otros deseaban terminar al fin la historia.
Gracias a los anónimos que no tenían cuenta pero que aún así me leían cada día, semana, mes o en este caso tras mucho tiempo O.o
Gracias a todos y no se olviden que los quiero, esta página quizás la cierre, tengo intención de crear otro blog que lo llevaré más al día, de hecho mientras no escribía me dedicaba a trabajar en otras historias.
En resumen, gracias por el apoyo y bueno, quería decir con la canción, que la puse porque me parecía la indicada para expresar los sentimientos que ambos expresaban y lo de "bésame lentamente" va que ni pintado jaja.
En serio, sé que soy pesada, pero gracias de todo corazón.
Les quiere, Jamín. <3

miércoles, 24 de agosto de 2011

Capítulo 35: Cartas.

Era domingo, no tenía que atender ningún parto ni a ninguna embarazada, y la tierra ya estaba cultivada. Sentada en el sillón, me encontraba haciendo punto, al lado de la chimenea en una silla. Toc toc. Dejo mi labor y me dirijo a a la puerta, cuando la abro me encuentro al cartero, mis ojos ven que no es el cartero de siempre, es otra persona, mucho más joven y no parece un cartero, sino un mensajero.
-¿Deseaba algo? -le pregunto-
-Sí. -dice cogiendo aire, estira su mano sosteniendo una carta totalmente blanca- Es del ejército señorita. La manda el Señor Jorge. -mi respiración se detiene, ¡hace tanto tiempo que no sé nada de él!-
-Muchas gracias. -dije sonriendo-
-Que tenga un buen día señorita.
-Igual para usted. -cierro la puerta y corriendo me siento en la silla, abro la carta despacio, sintiendo el tacto del papel con mis dedos-

                           Mi queridísima Holly:
             Espero que esta carta sea de tu agrado, puesto que desde hace ya muchos meses no tenemos contacto alguno. Me costó mucho averiguar tu nueva dirección, tuve primero que enviar una carta a la casa -se refería donde trabajaba antes- para saber si aún trabajabas allí o te habías instalado en otro pueblo.
             Me alegro que te hayas independizado y he de decir que echo de menos tu compañía porque no es lo mismo sin ti. Yo, en cambio, aún sigo en el ejército, como ya bien sabes era mi sueño de niño, y solo sirvo para proteger a la patria. Dentro de poco tendré que emprender un viaje a otro país aliado con nosotros para ayudarle puesto que está en guerra.
             Holly, no solo te escribo para decirte cómo estás y cómo me va a mí, te escribo también para decirte que lo que ocurrió entre nosotros una vez no tiene por qué volver a suceder, simplemente, aunque mis sentimientos no hayan cambiado, tú no me amabas y yo respeto tu decisión. Pero pienso que no estoy hecho para el amor, y recalco que estoy seguro de que nuestras vidas estuvieron predestinadas para estar juntas, pero no revueltas. Solo como amigos y es algo de lo que estoy verdaderamente orgulloso.
           Espero con ansia tu respuesta y me confieses lo bien que te encuentras.
                                                              Un afectuoso saludo:
                                                                                    Soldado Jorge.

Leí varias veces la carta, creyendo que lo que había leído iba a cambiar, pero no fue así. Me alegré mucho de que Jorge estuviera bien, y también de que respetara mi decisión. No tardé nada en ir a comprar al pueblo papel, tinta y una pluma. Y menos tardé en enviar la carta y escribirle lo mucho que le añoraba, le hablé de muchas cosas: de mi trabajo en el pueblo, de lo bien que estaba, de cómo me trataba la gente de aquí, de que yo aceptaba su respeto conforme a mi decisión y otras tantas cosas más que me duraron 2 hojas.
Muchos días más tarde recibí otra carta suya agradeciendo mi respuesta y unas cuantas anécdotas que le pasaban día a día.
Hace ya varias semanas que le escribí pero que no ha respondido. Esa tarde, a eso de las 7, mientras la lluvia chocaba estrepitosamente contra el suelo, sonó la puerta. Era el mismo mensajero de siempre. Este llevaba una gabardina negra y me entregó la carta. Cuando me siento en la silla, algo aliviada porque recibí al fin una respuesta suya, me di cuenta que era otro tipo de papel, más arrugado y de un color beige. Lo abro y veo una letra más descuidada.
                             Señorita Holly:
            Somos el Ejército Sueco, siento comunicarle que el Señor Jorge W. Tarner ha fallecido el día 15 de agosto. Él nos dio explicaciones de que, al no tener mujer ni hijos, solo comunicásemos esta noticia a usted, evidentemente esto nos lo dijo antes de su fallecimiento.
            Mi más sentido pésame.
                                                     Un saludo:
                                                            Capitán J. Richarm.

Lo único que recuerdo de esa noche es que las manos me empezaron a temblar, quemé la carta y me fui de casa, a algún lugar de las afueras del pueblo, como intentando huir de algo que imposible: el miedo a sentirse sola y la desesperación de esas palabras.
Pero nosotros, las personas, no podemos huir de lo que se nos viene encima, porque para mi juicio son pruebas que nos pone el destino y que debemos superarlas.
Mi vestido se rompió debido a la caminata que hice por el bosque, y mi cara quedó pálida varias semanas por las lágrimas y la pena que cargaba en mi alma.
Pero todo acaba, incluso el dolor al saber que alguien a quien has querido y admirado se ha ido... Para siempre.

Hola! Me gustaría darles las gracias por aún seguir mi historia y leer cada vez que escribo :) sino comento vuetros blogs es porque, como ya sabrán o habrán leído, ni en mi blog ni en los vuestros me deja comentar -.-" Ya sé que es un asco, díganmelo a mí! Bueno, este cap. es corto porque en los siguientes (o siguiente aún no lo sé) pronto se acabará la historia. Muchas gracias de nuevo y saludos!

viernes, 12 de agosto de 2011

Capítulo 34: Mi camino

-Gracias. -dije sonriendo a Robert cuando me acompañó a la puerta, su mujer me dedicó una mueca como agradecimiento e hice una leve inclinación. Cojo mi maleta, respiro con fuerza y salgo por la puerta, cuando llego a la verja me doy la vuelta y veo que me dicen adiós con la mano, respondo con una sonrisa y me voy-
El camino hacia la estación del tren era pedregoso, muchas veces me caí. Miré todo el paisaje, el día era soleado y las flores tan resplandecientes respondían al sol. Al fin llegué a la estación, compré un viaje hacia Village Green, solo de ida. Había poca gente; había un hombre, supongo que un militar, que estaba besando a su esposa por el viaje que iba a emprender, también habían niños subiendo al tren con sus respectivas madres, personas mayores y jóvenes, oí el llanto de una niña porque su padre se subió al tren y su madre la agarraba prometiéndole que volvería su querido padre, aunque no sé si trataba de convercer a su hija o a ella misma porque sus ojos brillaban al borde de las lágrimas. Me senté en un banco a la espera del tren. Un hombre, con una campana, empezó a decir ¡viajeros al tren con destino a Village Green! Me levanté y cojí mi maleta, llegué hasta el hombre y me miró detenidamente, me di cuenta que no estaba tan convencida de irme o esperar al próximo, pero no me podía permitir otro coste de ese tipo.
-¿Va usted a Village Green señorita?
-Sí. -su mano queda hacia arriba, le doy el pasaje, lo etiqueta y me lo devuelve, me quedé con el tiquet en la mano, mirando hacia la entrada y salida de la estación; por algún extraño motivo deseaba que James viniera, como en las películas cuando llega el hombre y le dice a la mujer que no se vaya, que su vida no sería lo mismo sin ella... Cuentos, suspiro y vuelvo a la realidad, esto no es una película.
-¿Espera a alguien señorita? -me dice perspicazmente-
-No, no. -le sonrío y subo al tren con la maleta. Me siento en unos de los vagones y deposito la maleta en el suelo, miro por la ventana. El tren empieza a acelerar, y todas mis pequeñas ilusiones se desvanecen, él tiene que hacer su vida, y yo la mía.
***
Al fin el tren se detiene, cojo mi maleta y me levanto, ha sido un viaje largo y tengo las piernas agarrotadas. Bajo del tren y camino hasta salir, estoy en las afueras del pueblo, aquí es más verde que la ciudad, la naturaleza me abruma y miles de pajarillos pían sin cesar.
Empiezo a ver casitas, buscando alguna que esté en venta, veo una casa de campo de color blanca de un tamaño considerado, con terreno para plantar. Observo la pequeña casa.
-¿Le gusta? -me pregunta un hombre-
-Sí, es muy bonita.
-Tomy Jhonson.
-Holly Smith. -estrecho su mano-
-Esta casa no la he conseguido vender aún, estoy deseando que alguien la compre, ¿Es usted nueva en el pueblo verdad?
-Sí así es, acabo de llegar. Dice que no la ha vendido... ¿Por cuento me la dejaría?
-¿Tiene marido? -me pregunta de repente, suspiro-
-No, no tengo.
-En ese caso se la dejaré más barata, ¿que le parece 150 monedas?
-Vaya.
-Sé que es mucho, pero piense que en ella podrá plantar cosecha y sacará partido de ella.
-¿130? -pregunto esperanzada, el tal Tomy se ríe, parece que tendrá unos 45 años-
-Está bien, es usted una espléndida regateadora. Venga se la ensñaré.
Después de enseñármela le di el dinero, era perfecta; tenía cocina, dos dormitorios, dos baños y un pequeño recibidor donde podría restaurarlo y poner un pequeño saloncito-
-¿Tiene trabajo? -me preguntó Tomy-
-No, aún no he tenido ocación de mirar en el pueblo que trabajo me pueden ofrecer-
-Yo le puedo ofrecer uno, si está dispuesta claro, es que usted siendo tan joven puede pasarlo mal porque aquí a las jóvenes se dan trabajos muy sencillos, como coser o limpiar casas y por una miseria.
-No me importa qué trabajo sea siempre y cuando me den algo de dinero, además, ya he trabajado en una casa como sirvienta.
-Está bien, pero tengo un trabajo ideal. -hice un gesto para que continuara- Mi esposa es partera, y está ya mayor y cansada para ir de un lado a otro atendiendo partos, busca aprendiz pero a las mujeres del pueblo sus maridos no las dejan.
-Como aprendiz no se paga, ¿no?
-Así es, pero en mi casa traigo bastante dinero con la pequeña lechería que tengo y con eso y con el trabajo de mi mujer vamos muy bien, estaría dispuesto a pagarte por tu tiempo aprendiendo y ayudando a mi mujer con los preparados para las embarazadas. -como vio que no decía nada continuó- Serían unas 25 monedas toda la mañana.
-Vaya, eso es más de lo que creía que podría ganar.
-¿Acepta enconces?
-Claro, con eso y con el campo tendré suficiente.
***
Durante las siguientes semanas estuve aprendiendo como tratar a una embarazada, también aprendí a hacer preparados para los dolores durante el embarazo, incluso tuve ocación de ver a la esposa de Tomy atender un parto, me explicó todo acerca de las contracciones, como ayudar a sacar el bebé, qué hacer si el parto se complica, etc. Al principio solo tenía una cama y unas sábanas que traje de mi antiguo trabajo en la casa, pero cuando tuve suficiente dinero compré muebles para la cocina como mesas, sillas... También para el saloncito y me dio incluso para pintar la casa y para darle algo de color con decorados. Quedó como una casa simple pero confortable, más tarde compré semillas y me dediqué al campo de mi casa por las tardes, ya que por la mañana era aprendiz de partera. Meses después, empecé a ganarme la confianza del pueblo e incluso cuando crecieron mis cultivos la gente empezó a comprarlos, como papas, tomates y lechugas entre otros. Cuando al fin aprendí lo suficiente como partera, Rosario, la mujer de Tomy, dejó de ejercer el oficio para dedicarse más a sus hijos, su marido y el trabajo en casa, Rosario, me dejó el cargo de partera a mi, incluso me dejó sus preparados, recetas, su maletín de partera y otras cosas más. Por fin soy una mujer de provecho, a muchos le sorprende que esté soltera y también he de decir que muchos jóvenes me pidieron matrimonio lo cual rechazé sin razón alguna.
Y ahora, tengo mi vida hecha. Nunca me arrepentiré de mi partida.
 

miércoles, 13 de julio de 2011

Capítulo 33: Decisiones

¿Dónde estoy? Los recuerdos de la noche anterior llegan a mi mente; la fiesta, el encuentro de James, sus besos, nuestros pasos... ¿Hacia dónde? Abro los ojos de repente, los pasos hacia su cuarto. Dios mío, ¿qué he hecho? Me levanto tratando de no despertarle, me voy vistiendo.
-Hola. -me asusto, me doy la vuelta despacio, pone los brazos detrás de su cabeza, sonríe y le miro embobada por su belleza, muevo la cabeza, alejo mis pensamientos y busco mi vestido.
Unas manos suaves acarician mis hombros, se deslizan hasta mi cintura, contengo la respiración.
-¿A dónde vas? -besa mi hombro-
-James -dije incómoda deteniendo sus manos y sus labios, le miro- Para. Esto está mal y...
-¿Pero qué dices? -aparece su sonrisa cuando me interrumpe- Creo que ha sido la mejor noche de mi vida. -me mira asombrado- Acaso... ¿No te ha gustado? -dice preocupado-
-No es eso... Es que... Mira no hay nada que más me guste que estar en tu compañía pero... Tú te vas a casar dentro de poco y yo no tengo que intervenir en tu vida nunca más -un beso sella mis labios-
-Lo sé pero no se puede ignorar a los sentimientos.
-No, no se puede pero si se pueden esconder.
-Eso lo dices tú. -se da la vuelta, dándome la espalda- ¿Por qué no quieres luchar por nuestro amor?
-¡Porque no hay nada que hacer! ¡Todos quieren que tú te cases con Marie simplemente por su dinero! ¿Acaso quieres que sea tu amante cuando te cases con ella? No puedo estar con alguien que sé que está casado con otra mujer... ¿No me entiendes?
-Claro que sí pero... -no dijo nada supongo porque no sabía qué decir- Mientras tanto... ¿Podemos seguir como siempre? -acaricio su mejilla sonriéndole a modo de sí, sé que se va a casar pero como dice él, no se puede ignorar los sentimientos, y menos aún cuando son sinceros pero... ¿A dónde va a llegar nuestro amor? Supongo que hasta quemarse como un papel con las palabras te quiero.
-Oye, ¿sabes dónde está mi vestido? No lo encuentro por ninguna parte. -por algún motivo se sonroja-
-Está aquí -lo trae y veo que estaba al lado de su cama, en el suelo- Está roto, no se me da muy bien ser cuidadoso con la ropa sabiendo las ganas que tenía de tenerte. -veo como está desgarrado-
-Tengo que vestirme, me voy a mi cuarto. -asiente y antes de que me vaya me da un beso suave en los labios-
Mientras camino hacia mi cuarto pienso en todos los problemas que nos pueden venir encima si se enteran, y más aún Marie, pero también pienso en toda la felicidad que puedo sentir estando a su lado.
***
Los días para su boda transcurrienron rápidos, quedaban 3 días; nosotros habíamos aprovechado todo el tiempo que podíamos pero mis dudas emergieron. He estado pensando que tengo que hacer muchas cosas: saber dónde están mis padres, saber si están vivos o muertos, saber dónde está Mary, independizarme... Y no sé, él se va a casar y va a tener una vida, ¿por qué he de quedarme a ver como la viven juntos y yo muriéndome por dentro? He hablado con James sobre ello, no quiere que me vaya pero sabe que sería muy egoísta por su parte.
Quedan 2 días.
-Disculpe Señor. -abro la puerta del despacho de Robert- Quería hablar con usted.
-Adelante -me indicó que me sentara, toció varias veces, ultimamente su salud no era muy grata-
-Durante varios días he estado pensando que ha llegado la hora de que me vaya. -me mira sorprendido- He estado ahorrando dinero todo este año para poder irme al pueblo de Village Green y allí poder crecer como persona y hacer mi vida. -aparte de mis motivos pude observar que en sus ojos existía la idea de que me iba también porque su hijo se casaba, no me dijo nada respecto a ello, supongo que para no hacerme sufrir-
-No puedo oponerme a ello. Eres libre de escoger tu futuro. Te pagaré este mes y te podrás marchar, ¿cuándo piensas irte?
-Mañana.
-Está bien, mañana te pagaré. -levantó su mano y me sonrió, cojo su mano y con un suave movimiento cerramos el trato-
Voy a mi cuarto, preparo la maleta. Como he dicho he estado dejando caer el tema de que me iba a James para que se haga a la idea, además que no voy a decirle que me voy mañana, le dejaré una nota y cuando la lea será el fin de nuestra historia, pero el comienzo de nuevas vidas; él con la suya y yo con la mía....

jueves, 23 de junio de 2011

Capítulo 33: La felicidad

Susurros, oigo susurros por todas partes; mujeres riendo o suspirando, hombres mirando y compartiendo opiniones, más mujeres dándole un pequeño pellizco a sus maridos por mirar tanto; 3 escalones: veo a James que se acerca con los ojos abiertos, 2 escalones: pienso en la marcha de Jorge, 1 escalón: James traga saliva y me ofrece su mano, ningún escalón: ni una sola oportunidad de caminar más lento y así tardar más. Cojo la mano de James, está más guapo que nunca. Me acerco a un rincón y Marga se acerca y me da una copa, extraño por la falta de costumbre, la cojo y mojo los labios con ella. Es tu noche, dice Marga, sonrío y casi me ahogo. Elizabeth habla alterada con su hijo intentando que no se note, supongo que él dirá que era libre de escojer a quien quisiera. Alguien me frota los hombros, me giro; es Robert.
-Estás muy guapa -sonrío a modo de agradecimiento- Me permites un baile ¿verdad? -cojo su mano y empezamos a bailar, nunca he hecho esto pero intento esforzarme- Relaja los hombros.
-No puedo, todos me miran.
-Es normal, la belleza de cuando se es joven... -suspira recordando- No te preocupes, hablé con mi esposa antes de que tú bajaras, así que le puse al tanto para que no montara un espectáculo, al principio me dijo que te echaría la reprimenda pero opté por decirle que al personal no se le ha de tratar de tal forma y además que James era libre de escoger a su pareja de baile sin ser Marie.
-¿Por qué no puede bailar con ella?
-Oh sí que puede, pero no ser su pareja en el baile, son tradiciones estúpidas, recuerdo que una vez quise ser la pareja de baile de una novia que tuve y no se me permitió... He de decir que rompí esa norma y mis padres se murieron de la verguenza, pero me lo pasé en grande. -compartimos risas-
-Padre, ¿me permite? -me doy la vuelta y lo veo ofreciéndome su mano-
-Faltaría más. -le da una palmada en la espalda y se vuelve a su mujer para bailar; coje mi cintura y empezamos a bailar-
-Estás guapísima esta noche. -sonrío tímidamente-
-He de decirte que no soy muy buena bailando... Puede que te pise los pies.
-Advertido quedo, pero me arriesgaré.
-Sí, es cierto, quedabas advertido de que tu madre se enfadaría por mi culpa y, sin embargo, te has arriesgado.
-Simplemente me ha reñido un poco, ¿qué más da? No quiere dar qué pensar a los invitados. Además -levanta mi mentón- ¿Por qué te preocupas tanto?
-No lo sé.
-No lo sabes o no lo quieres decir -no puedo evitar reírme-
-Sigo pensando que yo soy el problema.
-Ohh sí, la chica de los ojos inocentes es el mayor problema. Aunque... Pensándolo mejor, pues sí, si lo eres.
-Oh por fin te das cuenta. Más vale tarde que nunca. -paramos de bailar aunque la música siga-
-Solo me he dado cuenta de una cosa, y es que tú has sido mi mayor problema para encontrar...
-Cielito, necesito tu ayuda ahora mismo... -Marie nos interrumpe y corta a James, me observa, y James mira su vestido, no se habrá dado cuenta supongo que por las prisas-
-Claro... Ahora vuelvo Holly -me suelta y se marcha-
Estuve esperando a James, pero Marie y su madre no le dejaban dar ni un paso. Más tarde James dió un pequeño discurso improvisado sobre lo que ha sido este año para él. A las 12:30 de la noche, más o menos, los invitados se fueron. A la madrugada me despierto sedienta, con una sed horrorosa, creo que el vino no me sienta muy bien. Decido bajar a por un vaso de agua, voy caminando hasta llegar al balcón del piso de arriba cuando termino de beber, observo la Luna, tan hermosa como siempre e iluminando con su blanquecina luz a todo aquel que precisa de ella, y las estrellas, tan leales como siempre, acompañan a esta.
-¿Qué haces? -me doy la vuelta asustada, es él-
-Fui a por un vaso de agua y me paré aquí. -se acerca a mi y se apoya contra la barandilla-
-Siento no haberte acompañado en la fiesta, ya sabes como es mi madre y Marie, y también siento lo de tu vestido...
-No te preocupes, encontré uno mejor -digo en tono burlón-
-¿Ah si? -me sigue la corriente- debo admitir que ese vestido te quedaba muy bien pero me ofende lo que dices -bromea-
-Jajaja es lo que hay, prefiero los pequeños detalles significativos que los grandes que no me llenan -me agarra las manos-
-¿Eso crees? -nos reímos con cuidado para no despertar a nadie, trata de hacerme cosquillas, se acerca más y me agarra por la cintura; por un momento nos paramos, cuando sus labios quedan a 3 centímetros de los míos-
-¿Qué ibas a decirme antes? Dijiste "tú has sido mi mayor problema para encontrar..." -dije para apartar el deseo por mi parte-
-Ya lo sabes.
-No, no lo sé y...
-La felicidad.
-¿Qué? -pregunto cuando me interrumpe-
-Para encontrar la felicidad.
Silencio. Momento irrumpido por nuestros labios, por sus manos rodeándome. Más silencio. Ahora solo el ruido de nuestros pasos al caminar, llevándonos a otro lugar...

domingo, 19 de junio de 2011

Capítulo 32: El gran momento.

Llego a la casa corriendo, con el aliento a punto de agotarse. Todo ya estaba preparado, faltaba que llegaran los invitados y se vistieran los padres de James y él, que aún no había llegado. Cuando entro en mi cuarto me despojo de mi ropa y con sumo cuidado saco de la caja el vestido, me lo pongo y voy al baño para peinarme y maquillarme, cuando termino me asomo por la ventana, hay coches llegando y gente entrando. Se supone que la madre de James no sabe que soy su "acompañante" pero por alguna extraña razón me gustaría ser su pareja en el baile.
.-Holly, la está esperando abajo James. -entra Margaret de repente-
-¿Si? ¿Pero no iba a subir primero?
-Se suponía que sí pero por mucho que he insistido Marie no le deja ir. -Marga se marcha al observar ninguna respuesta por mi parte; ¿y ahora? ¿Qué hago? Se abre la puerta-
-Enseguida bajo Marga. -se oyen risas, es Jorge-
-Estás preciosa. -bajo la cabeza y asiento a modo de gratitud- Oye... lo que pasó ayer... -recuerdo cuando nos peleamos- Bueno, que espero que aceptes mis disculpas. -se me parte el alma al verlo así-
-Ohh Jorge, no te preocupes, no hay nada que perdonar, aunque ya que has sacado el tema siento haberte hablado en ese tono. -asiente y rodea mi cabeza con sus manos, me observa con una mirada llena de dolor y desesperación- ¿Pasa algo? -suspira-
-Holly... me marcho. -mi corazón se acelera-
-¿Qué? ¿Pero adónde?
-Mi trabajo hasta ahora era proteger a Marie debido a que es princesa de Francia. -hago ademán de que continúe- Ya sabes que soy militar, y mi mayor misión ha sido y será luchar, luchar por mi honor y por mi pueblo. -sin querer los ojos se me van llenando de lágrimas-
-¿Quieres decir... que te marchas? ¿Para siempre? -asiente-
-Quiero que sepas que te quiero y te querré siempre, aunque sé que tú le quieres a él -hace una pausa- aunque sepa eso quiero que luches por tus sueños, y si son con él adelante.
-Eres demasiado bueno -le abrazo- Ojalá que algún día encuentres a una chica que te sepa valorar como yo no lo hago. -levanta mi cabeza con su mano, agarrando mi barbilla-
-Si que lo has hecho, desde que éramos niños tú has sido la única persona que me ha echo abrir los ojos. Y sinceramente, la única que me ha hecho ver que para todo hay que tener esperanzas, a veces no sirven, pero me ha servido de lección para no rendirme nunca. -Iba a decirle que yo no soy la persona indicada para tener esperanzas pero... Mejor dejarlo estar, no quiero estropear otro momento con mis palabras.- Me tengo que ir.
-¿Pero ya?
-Así es. Mi trabajo aquí ha terminado. -se acerca a la puerta y la abre- Un placer haberte visto de nuevo Hol -así me llamaba cuando éramos niños- Espero volver a verte algún día.
-No esperes porque eso llegará, tarde o temprano pero llegará. -me abraza y sin que me de cuenta roza mis labios con los suyos, me dejo besar porque sé que él lo siente de verdad y no podría pararlo. Y aunque preferiría que no lo hiciera es la única forma de expresarle que, aún sabiendo mis sentimientos, le quiero mucho. Se aleja, me sonríe y se marcha.-
Antes de salir me miro al espejo; recuerdos abordan mi mente. Sonrío y me muerdo el labio inferior: Es la hora. Salgo por la puerta, camino despacio sin hacer ruido. Llego hasta una gran barandilla que da a las escaleras, empiezo a ver a los invitados que me observan. Me paro antes de empezar a bajar las escaleras. Miradas clavadas en mí, la de James también.
Toco, de nuevo, la barandilla; respiro hondo y empiezo a descender a donde quiera que me lleven estas escaleras.

lunes, 30 de mayo de 2011

Capítulo 31: Perfecto...

-¿Te gusta? -Jorge me mira mientras yo giro sobre mi misma-
-Estás espectacular pero... ¿cómo has conseguido ese traje?
-Es que tengo que ayudar a James con sus preparativos y... me pidió ser su pareja ya que tú vas a ser la de Marie.
-Es cuestión de trabajo. -me interrumpe-
-Lo mío también.  -suspiro, me desvisto y me pongo ropa para dormir-
-Si piensas que James te ama estás equivocada, Marie me habla maravillas de como la trata a ella, así que déjate de soñar.
-No sueño, además ¿por qué dices eso? No quiero a James... Ni él a mi.
-¿Pero si te amara no te dejarías? -tocan la puerta y entra Marga-
-Señorita quería preguntarle... Ohh lo siento, si está ocupada mejor vengo en otro momento-
hago ademán de responder pero Jorge se adelanta-
-Gracias Marga, puede retirarse -así lo hace-
-¡Qué arrogante! Odio a los hombres con orgullo que se dejan llevar por su rabia -mis palabras salen de mi boca como escupitajos-
-Si odiaras como dices no amarías a James -veo como se marcha, me miro al espejo; ¿he cambiado como dicen? ¿Es verdad que soy más impulsiva que racional? Aunque después de todo el corazón siempre vence a la razón pero... ¿Soy la misma de antes?
***
Abro los ojos, me he quedado dormida. Ya es de día, me levanto con un dolor de cabeza terrible. ¿Dónde está el vestido? Anoche lo dejé encima del sillón, ¿ha desaparecido? Busco por todas partes, ni rastro de el, le pregunto a Marga, no sabe nada. Paso por el pasillo de vuelta a mi cuarto, oigo risas, miro a hurtadillas por la puerta del cuarto de Marie.
-¿No es precioso? -le pregunta a una sirvienta que asiente sin saber por qué, se da la vuelta y me ve, salgo corriendo a mi cuarto; ¿lleva mi vestido? Pero ¿por qué?
-Siento mi irrupción pero me he dado cuenta de que estabas cotilleando.
-No es cotilleo Señorita pero me he fijado que llevaba el vestido que era mío.
-Era, tú lo has dicho, el mío me gustaba sí, pero no tanto como este...
-Se lo diré a James.
-No sé como, se ha ido a que le arreglen para la fiesta y volverá por la noche...
-¿Por qué lo ha hecho?
-Porque sé que lo amas y si él tiene certeza de ello hará lo posible por estar contigo así que he intervenido. Es todo, te veré esta noche... Con tu uniforme de "gala" -recalca la última palabra-
Me quedo sola, cierro los puños de rabia y me tiro a la cama. Me giro, veo el libro que me regaló Peter, lo tiro contra el suelo, no sé muy bien por qué. Arrepentida me levanto y lo recojo, se cae una hoja de la última página, que raro, creí haberlo leído todo:
                        Querido diario:
           ¡La gente es tan cruel! Me han robado mi dignidad y no sé como recuperarla...
           Pero esta guerra no la he perdido aún... ¡no consentiré que nadie me robe mi
           dignidad! Todo tiene solución, así me enseñó madre, ¿no? Y con mi orgullo im-
          petuoso me voy a recuperar lo que es mío. Con mi orgullo y con mi alma,
          debería decir...
Salgo de esa casa corriendo sin que nadie eche en falta mi ausencia, voy a mi antigua casa, donde vivía con Mary. Entro y oigo como cruje la puerta. Miles de recuerdos me vienen a la mente: infancia, inocencia, dulzura, afecto, sonrisas, felicidad... No está Mery, ¿se habrá mudado? ¿habrá... fallecido? No lo quiero ni pensar. Recuerdo que hace mucho tiempo me dijo que cuando me recogió de la calle, cuando era un bebé, tenía una caja con ropa para mí y con ropa de mi madre por si un día la echaba en falta, me pregunto si todavía estará esa caja, nunca la he mirado porque Mery me ha dicho siempre que cuando crezca me la podré poner.
Voy a mi cuarto, todo está como antes, la cama y la mesita de noche al lado de la ventana, con las cortinas desvaídas. No hay nada, suspiro, y camino hasta llegar a la ventana, pero antes de llegar, se rompe un trozo de madera del suelo, mi pie casi cae dentro del hueco, me acerco, está lleno de polvo, meto la mano dentro; saco una caja vieja, ¡ahora lo recuerdo! ¡Por eso nunca encontraba la caja! Mery siempre me decía que la escondía en un lugar donde algún día yo descubriría... Cuando realmente me haría falta, ella siempre ha creído en el futuro y el destino... Abro la caja, veo ropa de calle, y por último un vestido azul, lo despliego: perfecto...