Holly una chica huérfana que no cree ni en sueños ni en esperanzas, se ve envuelta en un nudo de sensaciones... James, Jorge y Holly, todos unidos por un único lazo: Holly Smith.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Capítulo 35: Cartas.

Era domingo, no tenía que atender ningún parto ni a ninguna embarazada, y la tierra ya estaba cultivada. Sentada en el sillón, me encontraba haciendo punto, al lado de la chimenea en una silla. Toc toc. Dejo mi labor y me dirijo a a la puerta, cuando la abro me encuentro al cartero, mis ojos ven que no es el cartero de siempre, es otra persona, mucho más joven y no parece un cartero, sino un mensajero.
-¿Deseaba algo? -le pregunto-
-Sí. -dice cogiendo aire, estira su mano sosteniendo una carta totalmente blanca- Es del ejército señorita. La manda el Señor Jorge. -mi respiración se detiene, ¡hace tanto tiempo que no sé nada de él!-
-Muchas gracias. -dije sonriendo-
-Que tenga un buen día señorita.
-Igual para usted. -cierro la puerta y corriendo me siento en la silla, abro la carta despacio, sintiendo el tacto del papel con mis dedos-

                           Mi queridísima Holly:
             Espero que esta carta sea de tu agrado, puesto que desde hace ya muchos meses no tenemos contacto alguno. Me costó mucho averiguar tu nueva dirección, tuve primero que enviar una carta a la casa -se refería donde trabajaba antes- para saber si aún trabajabas allí o te habías instalado en otro pueblo.
             Me alegro que te hayas independizado y he de decir que echo de menos tu compañía porque no es lo mismo sin ti. Yo, en cambio, aún sigo en el ejército, como ya bien sabes era mi sueño de niño, y solo sirvo para proteger a la patria. Dentro de poco tendré que emprender un viaje a otro país aliado con nosotros para ayudarle puesto que está en guerra.
             Holly, no solo te escribo para decirte cómo estás y cómo me va a mí, te escribo también para decirte que lo que ocurrió entre nosotros una vez no tiene por qué volver a suceder, simplemente, aunque mis sentimientos no hayan cambiado, tú no me amabas y yo respeto tu decisión. Pero pienso que no estoy hecho para el amor, y recalco que estoy seguro de que nuestras vidas estuvieron predestinadas para estar juntas, pero no revueltas. Solo como amigos y es algo de lo que estoy verdaderamente orgulloso.
           Espero con ansia tu respuesta y me confieses lo bien que te encuentras.
                                                              Un afectuoso saludo:
                                                                                    Soldado Jorge.

Leí varias veces la carta, creyendo que lo que había leído iba a cambiar, pero no fue así. Me alegré mucho de que Jorge estuviera bien, y también de que respetara mi decisión. No tardé nada en ir a comprar al pueblo papel, tinta y una pluma. Y menos tardé en enviar la carta y escribirle lo mucho que le añoraba, le hablé de muchas cosas: de mi trabajo en el pueblo, de lo bien que estaba, de cómo me trataba la gente de aquí, de que yo aceptaba su respeto conforme a mi decisión y otras tantas cosas más que me duraron 2 hojas.
Muchos días más tarde recibí otra carta suya agradeciendo mi respuesta y unas cuantas anécdotas que le pasaban día a día.
Hace ya varias semanas que le escribí pero que no ha respondido. Esa tarde, a eso de las 7, mientras la lluvia chocaba estrepitosamente contra el suelo, sonó la puerta. Era el mismo mensajero de siempre. Este llevaba una gabardina negra y me entregó la carta. Cuando me siento en la silla, algo aliviada porque recibí al fin una respuesta suya, me di cuenta que era otro tipo de papel, más arrugado y de un color beige. Lo abro y veo una letra más descuidada.
                             Señorita Holly:
            Somos el Ejército Sueco, siento comunicarle que el Señor Jorge W. Tarner ha fallecido el día 15 de agosto. Él nos dio explicaciones de que, al no tener mujer ni hijos, solo comunicásemos esta noticia a usted, evidentemente esto nos lo dijo antes de su fallecimiento.
            Mi más sentido pésame.
                                                     Un saludo:
                                                            Capitán J. Richarm.

Lo único que recuerdo de esa noche es que las manos me empezaron a temblar, quemé la carta y me fui de casa, a algún lugar de las afueras del pueblo, como intentando huir de algo que imposible: el miedo a sentirse sola y la desesperación de esas palabras.
Pero nosotros, las personas, no podemos huir de lo que se nos viene encima, porque para mi juicio son pruebas que nos pone el destino y que debemos superarlas.
Mi vestido se rompió debido a la caminata que hice por el bosque, y mi cara quedó pálida varias semanas por las lágrimas y la pena que cargaba en mi alma.
Pero todo acaba, incluso el dolor al saber que alguien a quien has querido y admirado se ha ido... Para siempre.

Hola! Me gustaría darles las gracias por aún seguir mi historia y leer cada vez que escribo :) sino comento vuetros blogs es porque, como ya sabrán o habrán leído, ni en mi blog ni en los vuestros me deja comentar -.-" Ya sé que es un asco, díganmelo a mí! Bueno, este cap. es corto porque en los siguientes (o siguiente aún no lo sé) pronto se acabará la historia. Muchas gracias de nuevo y saludos!

viernes, 12 de agosto de 2011

Capítulo 34: Mi camino

-Gracias. -dije sonriendo a Robert cuando me acompañó a la puerta, su mujer me dedicó una mueca como agradecimiento e hice una leve inclinación. Cojo mi maleta, respiro con fuerza y salgo por la puerta, cuando llego a la verja me doy la vuelta y veo que me dicen adiós con la mano, respondo con una sonrisa y me voy-
El camino hacia la estación del tren era pedregoso, muchas veces me caí. Miré todo el paisaje, el día era soleado y las flores tan resplandecientes respondían al sol. Al fin llegué a la estación, compré un viaje hacia Village Green, solo de ida. Había poca gente; había un hombre, supongo que un militar, que estaba besando a su esposa por el viaje que iba a emprender, también habían niños subiendo al tren con sus respectivas madres, personas mayores y jóvenes, oí el llanto de una niña porque su padre se subió al tren y su madre la agarraba prometiéndole que volvería su querido padre, aunque no sé si trataba de convercer a su hija o a ella misma porque sus ojos brillaban al borde de las lágrimas. Me senté en un banco a la espera del tren. Un hombre, con una campana, empezó a decir ¡viajeros al tren con destino a Village Green! Me levanté y cojí mi maleta, llegué hasta el hombre y me miró detenidamente, me di cuenta que no estaba tan convencida de irme o esperar al próximo, pero no me podía permitir otro coste de ese tipo.
-¿Va usted a Village Green señorita?
-Sí. -su mano queda hacia arriba, le doy el pasaje, lo etiqueta y me lo devuelve, me quedé con el tiquet en la mano, mirando hacia la entrada y salida de la estación; por algún extraño motivo deseaba que James viniera, como en las películas cuando llega el hombre y le dice a la mujer que no se vaya, que su vida no sería lo mismo sin ella... Cuentos, suspiro y vuelvo a la realidad, esto no es una película.
-¿Espera a alguien señorita? -me dice perspicazmente-
-No, no. -le sonrío y subo al tren con la maleta. Me siento en unos de los vagones y deposito la maleta en el suelo, miro por la ventana. El tren empieza a acelerar, y todas mis pequeñas ilusiones se desvanecen, él tiene que hacer su vida, y yo la mía.
***
Al fin el tren se detiene, cojo mi maleta y me levanto, ha sido un viaje largo y tengo las piernas agarrotadas. Bajo del tren y camino hasta salir, estoy en las afueras del pueblo, aquí es más verde que la ciudad, la naturaleza me abruma y miles de pajarillos pían sin cesar.
Empiezo a ver casitas, buscando alguna que esté en venta, veo una casa de campo de color blanca de un tamaño considerado, con terreno para plantar. Observo la pequeña casa.
-¿Le gusta? -me pregunta un hombre-
-Sí, es muy bonita.
-Tomy Jhonson.
-Holly Smith. -estrecho su mano-
-Esta casa no la he conseguido vender aún, estoy deseando que alguien la compre, ¿Es usted nueva en el pueblo verdad?
-Sí así es, acabo de llegar. Dice que no la ha vendido... ¿Por cuento me la dejaría?
-¿Tiene marido? -me pregunta de repente, suspiro-
-No, no tengo.
-En ese caso se la dejaré más barata, ¿que le parece 150 monedas?
-Vaya.
-Sé que es mucho, pero piense que en ella podrá plantar cosecha y sacará partido de ella.
-¿130? -pregunto esperanzada, el tal Tomy se ríe, parece que tendrá unos 45 años-
-Está bien, es usted una espléndida regateadora. Venga se la ensñaré.
Después de enseñármela le di el dinero, era perfecta; tenía cocina, dos dormitorios, dos baños y un pequeño recibidor donde podría restaurarlo y poner un pequeño saloncito-
-¿Tiene trabajo? -me preguntó Tomy-
-No, aún no he tenido ocación de mirar en el pueblo que trabajo me pueden ofrecer-
-Yo le puedo ofrecer uno, si está dispuesta claro, es que usted siendo tan joven puede pasarlo mal porque aquí a las jóvenes se dan trabajos muy sencillos, como coser o limpiar casas y por una miseria.
-No me importa qué trabajo sea siempre y cuando me den algo de dinero, además, ya he trabajado en una casa como sirvienta.
-Está bien, pero tengo un trabajo ideal. -hice un gesto para que continuara- Mi esposa es partera, y está ya mayor y cansada para ir de un lado a otro atendiendo partos, busca aprendiz pero a las mujeres del pueblo sus maridos no las dejan.
-Como aprendiz no se paga, ¿no?
-Así es, pero en mi casa traigo bastante dinero con la pequeña lechería que tengo y con eso y con el trabajo de mi mujer vamos muy bien, estaría dispuesto a pagarte por tu tiempo aprendiendo y ayudando a mi mujer con los preparados para las embarazadas. -como vio que no decía nada continuó- Serían unas 25 monedas toda la mañana.
-Vaya, eso es más de lo que creía que podría ganar.
-¿Acepta enconces?
-Claro, con eso y con el campo tendré suficiente.
***
Durante las siguientes semanas estuve aprendiendo como tratar a una embarazada, también aprendí a hacer preparados para los dolores durante el embarazo, incluso tuve ocación de ver a la esposa de Tomy atender un parto, me explicó todo acerca de las contracciones, como ayudar a sacar el bebé, qué hacer si el parto se complica, etc. Al principio solo tenía una cama y unas sábanas que traje de mi antiguo trabajo en la casa, pero cuando tuve suficiente dinero compré muebles para la cocina como mesas, sillas... También para el saloncito y me dio incluso para pintar la casa y para darle algo de color con decorados. Quedó como una casa simple pero confortable, más tarde compré semillas y me dediqué al campo de mi casa por las tardes, ya que por la mañana era aprendiz de partera. Meses después, empecé a ganarme la confianza del pueblo e incluso cuando crecieron mis cultivos la gente empezó a comprarlos, como papas, tomates y lechugas entre otros. Cuando al fin aprendí lo suficiente como partera, Rosario, la mujer de Tomy, dejó de ejercer el oficio para dedicarse más a sus hijos, su marido y el trabajo en casa, Rosario, me dejó el cargo de partera a mi, incluso me dejó sus preparados, recetas, su maletín de partera y otras cosas más. Por fin soy una mujer de provecho, a muchos le sorprende que esté soltera y también he de decir que muchos jóvenes me pidieron matrimonio lo cual rechazé sin razón alguna.
Y ahora, tengo mi vida hecha. Nunca me arrepentiré de mi partida.
 

miércoles, 13 de julio de 2011

Capítulo 33: Decisiones

¿Dónde estoy? Los recuerdos de la noche anterior llegan a mi mente; la fiesta, el encuentro de James, sus besos, nuestros pasos... ¿Hacia dónde? Abro los ojos de repente, los pasos hacia su cuarto. Dios mío, ¿qué he hecho? Me levanto tratando de no despertarle, me voy vistiendo.
-Hola. -me asusto, me doy la vuelta despacio, pone los brazos detrás de su cabeza, sonríe y le miro embobada por su belleza, muevo la cabeza, alejo mis pensamientos y busco mi vestido.
Unas manos suaves acarician mis hombros, se deslizan hasta mi cintura, contengo la respiración.
-¿A dónde vas? -besa mi hombro-
-James -dije incómoda deteniendo sus manos y sus labios, le miro- Para. Esto está mal y...
-¿Pero qué dices? -aparece su sonrisa cuando me interrumpe- Creo que ha sido la mejor noche de mi vida. -me mira asombrado- Acaso... ¿No te ha gustado? -dice preocupado-
-No es eso... Es que... Mira no hay nada que más me guste que estar en tu compañía pero... Tú te vas a casar dentro de poco y yo no tengo que intervenir en tu vida nunca más -un beso sella mis labios-
-Lo sé pero no se puede ignorar a los sentimientos.
-No, no se puede pero si se pueden esconder.
-Eso lo dices tú. -se da la vuelta, dándome la espalda- ¿Por qué no quieres luchar por nuestro amor?
-¡Porque no hay nada que hacer! ¡Todos quieren que tú te cases con Marie simplemente por su dinero! ¿Acaso quieres que sea tu amante cuando te cases con ella? No puedo estar con alguien que sé que está casado con otra mujer... ¿No me entiendes?
-Claro que sí pero... -no dijo nada supongo porque no sabía qué decir- Mientras tanto... ¿Podemos seguir como siempre? -acaricio su mejilla sonriéndole a modo de sí, sé que se va a casar pero como dice él, no se puede ignorar los sentimientos, y menos aún cuando son sinceros pero... ¿A dónde va a llegar nuestro amor? Supongo que hasta quemarse como un papel con las palabras te quiero.
-Oye, ¿sabes dónde está mi vestido? No lo encuentro por ninguna parte. -por algún motivo se sonroja-
-Está aquí -lo trae y veo que estaba al lado de su cama, en el suelo- Está roto, no se me da muy bien ser cuidadoso con la ropa sabiendo las ganas que tenía de tenerte. -veo como está desgarrado-
-Tengo que vestirme, me voy a mi cuarto. -asiente y antes de que me vaya me da un beso suave en los labios-
Mientras camino hacia mi cuarto pienso en todos los problemas que nos pueden venir encima si se enteran, y más aún Marie, pero también pienso en toda la felicidad que puedo sentir estando a su lado.
***
Los días para su boda transcurrienron rápidos, quedaban 3 días; nosotros habíamos aprovechado todo el tiempo que podíamos pero mis dudas emergieron. He estado pensando que tengo que hacer muchas cosas: saber dónde están mis padres, saber si están vivos o muertos, saber dónde está Mary, independizarme... Y no sé, él se va a casar y va a tener una vida, ¿por qué he de quedarme a ver como la viven juntos y yo muriéndome por dentro? He hablado con James sobre ello, no quiere que me vaya pero sabe que sería muy egoísta por su parte.
Quedan 2 días.
-Disculpe Señor. -abro la puerta del despacho de Robert- Quería hablar con usted.
-Adelante -me indicó que me sentara, toció varias veces, ultimamente su salud no era muy grata-
-Durante varios días he estado pensando que ha llegado la hora de que me vaya. -me mira sorprendido- He estado ahorrando dinero todo este año para poder irme al pueblo de Village Green y allí poder crecer como persona y hacer mi vida. -aparte de mis motivos pude observar que en sus ojos existía la idea de que me iba también porque su hijo se casaba, no me dijo nada respecto a ello, supongo que para no hacerme sufrir-
-No puedo oponerme a ello. Eres libre de escoger tu futuro. Te pagaré este mes y te podrás marchar, ¿cuándo piensas irte?
-Mañana.
-Está bien, mañana te pagaré. -levantó su mano y me sonrió, cojo su mano y con un suave movimiento cerramos el trato-
Voy a mi cuarto, preparo la maleta. Como he dicho he estado dejando caer el tema de que me iba a James para que se haga a la idea, además que no voy a decirle que me voy mañana, le dejaré una nota y cuando la lea será el fin de nuestra historia, pero el comienzo de nuevas vidas; él con la suya y yo con la mía....

jueves, 23 de junio de 2011

Capítulo 33: La felicidad

Susurros, oigo susurros por todas partes; mujeres riendo o suspirando, hombres mirando y compartiendo opiniones, más mujeres dándole un pequeño pellizco a sus maridos por mirar tanto; 3 escalones: veo a James que se acerca con los ojos abiertos, 2 escalones: pienso en la marcha de Jorge, 1 escalón: James traga saliva y me ofrece su mano, ningún escalón: ni una sola oportunidad de caminar más lento y así tardar más. Cojo la mano de James, está más guapo que nunca. Me acerco a un rincón y Marga se acerca y me da una copa, extraño por la falta de costumbre, la cojo y mojo los labios con ella. Es tu noche, dice Marga, sonrío y casi me ahogo. Elizabeth habla alterada con su hijo intentando que no se note, supongo que él dirá que era libre de escojer a quien quisiera. Alguien me frota los hombros, me giro; es Robert.
-Estás muy guapa -sonrío a modo de agradecimiento- Me permites un baile ¿verdad? -cojo su mano y empezamos a bailar, nunca he hecho esto pero intento esforzarme- Relaja los hombros.
-No puedo, todos me miran.
-Es normal, la belleza de cuando se es joven... -suspira recordando- No te preocupes, hablé con mi esposa antes de que tú bajaras, así que le puse al tanto para que no montara un espectáculo, al principio me dijo que te echaría la reprimenda pero opté por decirle que al personal no se le ha de tratar de tal forma y además que James era libre de escoger a su pareja de baile sin ser Marie.
-¿Por qué no puede bailar con ella?
-Oh sí que puede, pero no ser su pareja en el baile, son tradiciones estúpidas, recuerdo que una vez quise ser la pareja de baile de una novia que tuve y no se me permitió... He de decir que rompí esa norma y mis padres se murieron de la verguenza, pero me lo pasé en grande. -compartimos risas-
-Padre, ¿me permite? -me doy la vuelta y lo veo ofreciéndome su mano-
-Faltaría más. -le da una palmada en la espalda y se vuelve a su mujer para bailar; coje mi cintura y empezamos a bailar-
-Estás guapísima esta noche. -sonrío tímidamente-
-He de decirte que no soy muy buena bailando... Puede que te pise los pies.
-Advertido quedo, pero me arriesgaré.
-Sí, es cierto, quedabas advertido de que tu madre se enfadaría por mi culpa y, sin embargo, te has arriesgado.
-Simplemente me ha reñido un poco, ¿qué más da? No quiere dar qué pensar a los invitados. Además -levanta mi mentón- ¿Por qué te preocupas tanto?
-No lo sé.
-No lo sabes o no lo quieres decir -no puedo evitar reírme-
-Sigo pensando que yo soy el problema.
-Ohh sí, la chica de los ojos inocentes es el mayor problema. Aunque... Pensándolo mejor, pues sí, si lo eres.
-Oh por fin te das cuenta. Más vale tarde que nunca. -paramos de bailar aunque la música siga-
-Solo me he dado cuenta de una cosa, y es que tú has sido mi mayor problema para encontrar...
-Cielito, necesito tu ayuda ahora mismo... -Marie nos interrumpe y corta a James, me observa, y James mira su vestido, no se habrá dado cuenta supongo que por las prisas-
-Claro... Ahora vuelvo Holly -me suelta y se marcha-
Estuve esperando a James, pero Marie y su madre no le dejaban dar ni un paso. Más tarde James dió un pequeño discurso improvisado sobre lo que ha sido este año para él. A las 12:30 de la noche, más o menos, los invitados se fueron. A la madrugada me despierto sedienta, con una sed horrorosa, creo que el vino no me sienta muy bien. Decido bajar a por un vaso de agua, voy caminando hasta llegar al balcón del piso de arriba cuando termino de beber, observo la Luna, tan hermosa como siempre e iluminando con su blanquecina luz a todo aquel que precisa de ella, y las estrellas, tan leales como siempre, acompañan a esta.
-¿Qué haces? -me doy la vuelta asustada, es él-
-Fui a por un vaso de agua y me paré aquí. -se acerca a mi y se apoya contra la barandilla-
-Siento no haberte acompañado en la fiesta, ya sabes como es mi madre y Marie, y también siento lo de tu vestido...
-No te preocupes, encontré uno mejor -digo en tono burlón-
-¿Ah si? -me sigue la corriente- debo admitir que ese vestido te quedaba muy bien pero me ofende lo que dices -bromea-
-Jajaja es lo que hay, prefiero los pequeños detalles significativos que los grandes que no me llenan -me agarra las manos-
-¿Eso crees? -nos reímos con cuidado para no despertar a nadie, trata de hacerme cosquillas, se acerca más y me agarra por la cintura; por un momento nos paramos, cuando sus labios quedan a 3 centímetros de los míos-
-¿Qué ibas a decirme antes? Dijiste "tú has sido mi mayor problema para encontrar..." -dije para apartar el deseo por mi parte-
-Ya lo sabes.
-No, no lo sé y...
-La felicidad.
-¿Qué? -pregunto cuando me interrumpe-
-Para encontrar la felicidad.
Silencio. Momento irrumpido por nuestros labios, por sus manos rodeándome. Más silencio. Ahora solo el ruido de nuestros pasos al caminar, llevándonos a otro lugar...

domingo, 19 de junio de 2011

Capítulo 32: El gran momento.

Llego a la casa corriendo, con el aliento a punto de agotarse. Todo ya estaba preparado, faltaba que llegaran los invitados y se vistieran los padres de James y él, que aún no había llegado. Cuando entro en mi cuarto me despojo de mi ropa y con sumo cuidado saco de la caja el vestido, me lo pongo y voy al baño para peinarme y maquillarme, cuando termino me asomo por la ventana, hay coches llegando y gente entrando. Se supone que la madre de James no sabe que soy su "acompañante" pero por alguna extraña razón me gustaría ser su pareja en el baile.
.-Holly, la está esperando abajo James. -entra Margaret de repente-
-¿Si? ¿Pero no iba a subir primero?
-Se suponía que sí pero por mucho que he insistido Marie no le deja ir. -Marga se marcha al observar ninguna respuesta por mi parte; ¿y ahora? ¿Qué hago? Se abre la puerta-
-Enseguida bajo Marga. -se oyen risas, es Jorge-
-Estás preciosa. -bajo la cabeza y asiento a modo de gratitud- Oye... lo que pasó ayer... -recuerdo cuando nos peleamos- Bueno, que espero que aceptes mis disculpas. -se me parte el alma al verlo así-
-Ohh Jorge, no te preocupes, no hay nada que perdonar, aunque ya que has sacado el tema siento haberte hablado en ese tono. -asiente y rodea mi cabeza con sus manos, me observa con una mirada llena de dolor y desesperación- ¿Pasa algo? -suspira-
-Holly... me marcho. -mi corazón se acelera-
-¿Qué? ¿Pero adónde?
-Mi trabajo hasta ahora era proteger a Marie debido a que es princesa de Francia. -hago ademán de que continúe- Ya sabes que soy militar, y mi mayor misión ha sido y será luchar, luchar por mi honor y por mi pueblo. -sin querer los ojos se me van llenando de lágrimas-
-¿Quieres decir... que te marchas? ¿Para siempre? -asiente-
-Quiero que sepas que te quiero y te querré siempre, aunque sé que tú le quieres a él -hace una pausa- aunque sepa eso quiero que luches por tus sueños, y si son con él adelante.
-Eres demasiado bueno -le abrazo- Ojalá que algún día encuentres a una chica que te sepa valorar como yo no lo hago. -levanta mi cabeza con su mano, agarrando mi barbilla-
-Si que lo has hecho, desde que éramos niños tú has sido la única persona que me ha echo abrir los ojos. Y sinceramente, la única que me ha hecho ver que para todo hay que tener esperanzas, a veces no sirven, pero me ha servido de lección para no rendirme nunca. -Iba a decirle que yo no soy la persona indicada para tener esperanzas pero... Mejor dejarlo estar, no quiero estropear otro momento con mis palabras.- Me tengo que ir.
-¿Pero ya?
-Así es. Mi trabajo aquí ha terminado. -se acerca a la puerta y la abre- Un placer haberte visto de nuevo Hol -así me llamaba cuando éramos niños- Espero volver a verte algún día.
-No esperes porque eso llegará, tarde o temprano pero llegará. -me abraza y sin que me de cuenta roza mis labios con los suyos, me dejo besar porque sé que él lo siente de verdad y no podría pararlo. Y aunque preferiría que no lo hiciera es la única forma de expresarle que, aún sabiendo mis sentimientos, le quiero mucho. Se aleja, me sonríe y se marcha.-
Antes de salir me miro al espejo; recuerdos abordan mi mente. Sonrío y me muerdo el labio inferior: Es la hora. Salgo por la puerta, camino despacio sin hacer ruido. Llego hasta una gran barandilla que da a las escaleras, empiezo a ver a los invitados que me observan. Me paro antes de empezar a bajar las escaleras. Miradas clavadas en mí, la de James también.
Toco, de nuevo, la barandilla; respiro hondo y empiezo a descender a donde quiera que me lleven estas escaleras.

lunes, 30 de mayo de 2011

Capítulo 31: Perfecto...

-¿Te gusta? -Jorge me mira mientras yo giro sobre mi misma-
-Estás espectacular pero... ¿cómo has conseguido ese traje?
-Es que tengo que ayudar a James con sus preparativos y... me pidió ser su pareja ya que tú vas a ser la de Marie.
-Es cuestión de trabajo. -me interrumpe-
-Lo mío también.  -suspiro, me desvisto y me pongo ropa para dormir-
-Si piensas que James te ama estás equivocada, Marie me habla maravillas de como la trata a ella, así que déjate de soñar.
-No sueño, además ¿por qué dices eso? No quiero a James... Ni él a mi.
-¿Pero si te amara no te dejarías? -tocan la puerta y entra Marga-
-Señorita quería preguntarle... Ohh lo siento, si está ocupada mejor vengo en otro momento-
hago ademán de responder pero Jorge se adelanta-
-Gracias Marga, puede retirarse -así lo hace-
-¡Qué arrogante! Odio a los hombres con orgullo que se dejan llevar por su rabia -mis palabras salen de mi boca como escupitajos-
-Si odiaras como dices no amarías a James -veo como se marcha, me miro al espejo; ¿he cambiado como dicen? ¿Es verdad que soy más impulsiva que racional? Aunque después de todo el corazón siempre vence a la razón pero... ¿Soy la misma de antes?
***
Abro los ojos, me he quedado dormida. Ya es de día, me levanto con un dolor de cabeza terrible. ¿Dónde está el vestido? Anoche lo dejé encima del sillón, ¿ha desaparecido? Busco por todas partes, ni rastro de el, le pregunto a Marga, no sabe nada. Paso por el pasillo de vuelta a mi cuarto, oigo risas, miro a hurtadillas por la puerta del cuarto de Marie.
-¿No es precioso? -le pregunta a una sirvienta que asiente sin saber por qué, se da la vuelta y me ve, salgo corriendo a mi cuarto; ¿lleva mi vestido? Pero ¿por qué?
-Siento mi irrupción pero me he dado cuenta de que estabas cotilleando.
-No es cotilleo Señorita pero me he fijado que llevaba el vestido que era mío.
-Era, tú lo has dicho, el mío me gustaba sí, pero no tanto como este...
-Se lo diré a James.
-No sé como, se ha ido a que le arreglen para la fiesta y volverá por la noche...
-¿Por qué lo ha hecho?
-Porque sé que lo amas y si él tiene certeza de ello hará lo posible por estar contigo así que he intervenido. Es todo, te veré esta noche... Con tu uniforme de "gala" -recalca la última palabra-
Me quedo sola, cierro los puños de rabia y me tiro a la cama. Me giro, veo el libro que me regaló Peter, lo tiro contra el suelo, no sé muy bien por qué. Arrepentida me levanto y lo recojo, se cae una hoja de la última página, que raro, creí haberlo leído todo:
                        Querido diario:
           ¡La gente es tan cruel! Me han robado mi dignidad y no sé como recuperarla...
           Pero esta guerra no la he perdido aún... ¡no consentiré que nadie me robe mi
           dignidad! Todo tiene solución, así me enseñó madre, ¿no? Y con mi orgullo im-
          petuoso me voy a recuperar lo que es mío. Con mi orgullo y con mi alma,
          debería decir...
Salgo de esa casa corriendo sin que nadie eche en falta mi ausencia, voy a mi antigua casa, donde vivía con Mary. Entro y oigo como cruje la puerta. Miles de recuerdos me vienen a la mente: infancia, inocencia, dulzura, afecto, sonrisas, felicidad... No está Mery, ¿se habrá mudado? ¿habrá... fallecido? No lo quiero ni pensar. Recuerdo que hace mucho tiempo me dijo que cuando me recogió de la calle, cuando era un bebé, tenía una caja con ropa para mí y con ropa de mi madre por si un día la echaba en falta, me pregunto si todavía estará esa caja, nunca la he mirado porque Mery me ha dicho siempre que cuando crezca me la podré poner.
Voy a mi cuarto, todo está como antes, la cama y la mesita de noche al lado de la ventana, con las cortinas desvaídas. No hay nada, suspiro, y camino hasta llegar a la ventana, pero antes de llegar, se rompe un trozo de madera del suelo, mi pie casi cae dentro del hueco, me acerco, está lleno de polvo, meto la mano dentro; saco una caja vieja, ¡ahora lo recuerdo! ¡Por eso nunca encontraba la caja! Mery siempre me decía que la escondía en un lugar donde algún día yo descubriría... Cuando realmente me haría falta, ella siempre ha creído en el futuro y el destino... Abro la caja, veo ropa de calle, y por último un vestido azul, lo despliego: perfecto...

domingo, 8 de mayo de 2011

Capítulo 30: En la vida hay que cometer locuras

Sábado 21 de Noviembre. Mañana es el cumpleaños de James; observo por la ventana de mi cuarto, Elizabeth está dando instrucciones sobre la mesa de la comida mientras muchas sirvientas traen sillas compradas y otras se encargan de decorar el ambiente de la casa. Me pongo el uniforme, alguien me tapa los ojos, sonrío.
-Sé que eres tú. -no dice nada simplemente se limita a besarme, observo los ojos de Jorge, tan inocentes como siempre, sonríe-
-Hoy por la tarde tengo que ir a recoger unas cosas al pueblo de al lado, es que allí tengo mi uniforme para celebraciones importantes -hago un mohín por su respuesta- Si algún día tú y yo llegamos a celebrar algo, ese día no me pondré el uniforme, me compraré el mejor traje que haya -se acerca a mi oído y susurra- Solo para ti... -le doy un beso, es demasiado bueno-
-Tengo que preguntarle a la Señora qué he de hacer.
-Está bien, te veo esta noche. -me da un beso a modo de despedida-
Bajo al jardín donde se encuentra la Señora.
-Disculpe -se da la vuelta- Aún no me ha dicho que tengo que hacer -sonrío cordialmente-
-Ohh lo sé, me gustaría que hicieras algo más -tiene aire pensativo- más trabajado. Quiero que te encargues, hoy y mañana, de todo lo que le haga falta a mi hijo -me late el corazón a mil, sé que lo hizo adrede, se ríe con disimulo- Estate atenta a todo lo que necesita -observo como se marcha dando más instrucciones a otras chicas, subo al cuarto de James en silencio, preocupada-
Un simple toc toc. Entro.
-Hola, su madre me ha dicho que le ayude con todos los preparativos para mañana y... -dejo de hablar, Marie sale del baño en bata y él se levanta en ropa interior, respiro agitadamente-
-Ehh sí claro, ¿me das un minuto?
-Faltaría más. -cierro la puerta a mis espaldas, una lágrima se resbala por mi mejilla-
-Ya puedes entrar -su sonrisa tan cálida como siempre me sorprende, es Marie la que me habla- yo bajo a desayunar -asiento y entro-
-Bueno -se rasca la cabeza incómodo- Tendrías que ir a buscarme los zapatos que encargué y bueno, también me puedas dar tu opinión sobre el traje -sonrío con cuidado, ¿cómo puede ser que le resulte tan fácil hablarme y encima parecer natural?- Vale pues, vístete y me acompañas a la tienda.
-¿Ahora? -se acerca a mi, su mano roza mi mejilla y sonríe con añoranza-
-Sí. -aparta la mano y se da la vuelta como molesto-
***
Lo espero en la entrada de la casa, por alguna extraña razón me he puesto un vestido que me hizo Mery para cuando creciera, de color azul cielo a juego con una cinta para el pelo. Lo veo bajar las escaleras, con unos pantalones blancos y una camisa de botones que deja entrever su pecho.
-¿Lista?
-Sí -me pone la mano en los hombros y me conduce a su coche, me siento a su lado y veo como conduce-
Llegamos a la tienda y habla a la dependienta sobre el traje que dejó reservado.
-Siéntate y me dices tu opinión, ¿si? -me siento en un sillón a la espera, unos 5 mints. después sale, tiene un traje; chaqueta y corbata, le queda genial aunque podría ser mejor- ¿Y bien?
-Te queda bien aunque... -frunce el ceño y yo sonrío, miro los trajes y veo uno perfecto- ¿No te gustaría probar algo nuevo? -le enseño un frac, camisa blanca y el resto negro, algo que se ha echo muy reciente-
-Es que ese traje es muy nuevo... ¿Y si no les gusta?
-Tú pruébatelo y ya vemos -me hace caso, después sale; le queda aún mejor- Creo que tienes razón, me queda genial pero... ¿cómo me pongo esta cosa? -señala la pajarita, me acerco a él y se la coloco, observando como se pone nervioso y como se muerde el labio inferior, se mira cuando termino- ¡Vaya! ¡Está genial! Me arriesgaré a que mi madre me eche la bronca -me sonríe y me agarra la mano, me acerca al espejo- Estarías genial a mi lado en la fiesta.
-¿No te acompaña Marie? -dije molesta-
-Que va, ella solo bailará conmigo. ¿Te gustaría acompañarme?
-Tengo que trabajar como todas.
-Sí pero mi madre me deja elegir a una sirvienta para que me acompañe.... ¿no te gustaría?
-No tengo dinero suficiente.
-Yo te lo compro. -hago otro mohín- ¡Venga porfa!
-Tu madre se enfadará.
-En la vida hay que cometer locuras. -me convence y vamos a una tienda de chicas, ¡todo es tan bonito! Me empiezo a probar y él se limita a mirar como el vestido se me adhiere bien a mi cuerpo, se pone nervioso y traga de vez en cuando. Al final me quedo con uno de color rojo, con escote de palabra de honor y algo pomposo, pero como es lo que todas llevan a la fiesta no me puedo quejar...-
Llegamos a la casa, está vacía, se habrán ido todos a comprar más preparativos y la ropa. Le preparo la ropa de James en una percha y la cuelgo en un barrote de hierro para que quede totalmente liso.
-¿Necesitas algo más? -se sienta en un sillón de al lado de la puerta-
-Creo que no -me dirijo a la puerta para marcharme, me coge de la mano, lo miro, tiene la cabeza gacha-
-Lo siento. No quería que pasara esto y... cuando paso tiempo contigo pienso que todos es... como antes. -se levanta, su altura me sobre pasa- Te quiero y no sabes cuanto tiempo he intentado olvidarte pero... Es imposible, Marie y yo tenemos discusiones porque ella hace que te olvide pero no lo consigue, a veces, cuando nos besamos pronuncio tu nombre y se enfada. Y ahora tú estás con Jorge y no puedo hacer nada. Te quiero -no dice nada más y sin pensar lo que yo siento se abalanza, su mano coge mi espalda y la otra mi cabeza, sin que me pueda mover.- No sabes todo el tiempo que llevo esperando este momento -vacila, se detiene solo para rozarme con sus suspiros, nuestros labios, ansiosos por cierto, se tocan débilmente como una pluma cuando cae al suelo, después se hunden lentamente hasta que se mueven al compás, exasperados, deseosos... Lágrimas caen de mis ojos, le aparto, me mira confuso-
-¡No vuelvas a hacer eso! -y aunque me duele se lo digo-
-¿Por qué? ¡Sé que me quieres! -se acerca y me vuelve a besar- Te dejas, eres débil porque quieres besarme, porque me quieres tanto como yo a ti.
-¡No! ¡Yo quiero a Jorge y como lo vuelvas a hacer te juro que me largo de esta casa! -Salgo de la habitación-
Vale, tiene razón, ¡quiero besarle! ¡Pero no puedo porque estoy con Jorge y él hace que le olvide! ¡Él me hace feliz y... me quiere! Me encierro en mi cuarto y me quito la ropa, me quedo en ropa interior, me apoyo contra la puerta, me dejo caer, más y más lágrimas se desbordan hasta caer a un abismo y romperse en miles de cristales.
Me viene la frase de James a la cabeza: En la vida hay que cometer locuras. Sí, es verdad. Pero no hasta tal punto de dañar a quienes quieres.
Vestido de Holly.


Traje de James.


sábado, 30 de abril de 2011

Capítulo 29: El bufón y la dama.

Le miro, me mira, nos miramos. Con una mirada nos decimos todo, ¿por qué lo has echo? Dice mi mirada, él la lee, no responde, no sé interpretar la suya. Él piensa que he cedido, que por fin le pertenezco, coge mi cabeza entre sus manos y, en vez de besarme, sus labios recorren mi cuello hasta llegar a mi mandíbula, y se paran en la comisura de mis labios, rozándolos. No cierro los ojos, veo como él sí, apreto los puños contra mis costados, espero a que termine. Por fin, después de que sus labios recorrieran varia partes de mi cara, abre los ojos y me mira.
-¿No decías que querías esperar a la chica de tus sueños? -dije en un susurro, me mira con cariño-
-¿Para qué si la tengo delante mío? Su cuento de hadas terminó, -eso me hiere- pero yo seré el chico que la libere del dolor que lleve dentro. No soy el príncipe del cuento pero... Puedo ser el bufón que siempre la hace reír -mi corazón se acelera, ¿soy yo la chica que tanto esperaba?-
-Hay veces que el bufón se ilusiona.
-Y hay veces que la dama se ciega hasta darse cuento que lo ama-besa mi mejilla y me ayuda a levantar, me lleva a casa-
Durante el camino, un impulso me abrumó; mi mano, inquieta por cierto, tocó con cuidado la suya hasta entrelazarlas, él solo sonreía, yo bajaba la mirada. ¿Estaba yo destinada a terminar con Jorge? ¿Qué iba a hacer ahora cuando James me viera? Total, él tenía que rehacer su vida, y yo la mía.
-Sé que es duro pero, déjame intentarlo. -se para y me doy la vuelta- Sé que estabas ilusionada con él pero, deja que te enseñ ver que siempre puedes amar a otras personas, deja que te enseñe otro cuento, otro cuento del cual saldrás beneficiada. -sonrío haciendo un mohín-
-Eres tonto. -frunce el ceño- Pero te quiero -las palabras me salen de la boca solas, y, él sonríe satisfecho y me estrecha contra su pecho-
-¿Entonces me dejas ser tu tonto?
-Creí que ya lo eras -y sin pensar mis labios rozan los suyos-
***
-Quiero decirles a todos que el próximo domiengo será el 18 cumpleaños de mi hijo James, asi que poneos los trajes de gala que tienen, el uniforme elegante. -dice Elizabeth- Jorge querido, tú si quieres puedes ir con tu uniforme de militar, que así luego podré fardar de tener un militar -dice en voz baja, él solo asiente. Veo a James que está con Marie y ambos están cogidos de la mano, ella sonriente como siempre, él está serio-
Casi todas las noches, Jorge y yo salíamos a hurtadillas al pueblo para estar solos, hablar, reír, y aveces, compartir sentimientos que no podíamos esconder.
Cuando llegamos a casa esa noche, se quedó en mi cuarto a dormir. Abrazada en sus brazos, soñé cómo fue la 1ª vez que James vino a mi cuarto y acabamos dormidos, abrazados el uno al otro. Y ahora es la situación contraria, Jorge está a mi lado. A veces tengo miedo, miedo porque no sé si mis sentimientos son los mismos que Jorge siente hacia mí, él es mi compañero cuando más lo necesito, es como... Como un marinero, sí; y yo soy la chica que pone la comida en el comedor del barco: siempre hemos sido amigos pero, dicen que de la amistad al amor hay un paso, quién sabe. Aunque a veces quiero que sea mi camarada muchas otras quiero que sea mi, según él, bufón para no solo hacerme reír, sino para que en muchas ocaciones poder escaparme con él y vivir un magnífico cuento en el que nadie nos intenta separar, ¿se puede comprar la felicidad? No lo sé pero, si no es con la persona que deseas es complicado ser feliz... Aunque siempre se puede conseguir.
El cuento anterior fue el de una chica y un futuro noble a hereditar todas las riquezas de su padre. Pero eso, en esta época es imposible, así que, cada uno con quien le corresponde, ¿no funciona así? Un bufón y una dama, no puedo pedir nada más, tampoco quiero.

viernes, 15 de abril de 2011

Capítulo 28: Cuentos de hadas

Desde hacía ya unos días que James y yo no hablamos, he estado muy a lo mío, lo de siempre. A veces se acercaba a mi e intentaba abrazarme o besarme pero, le ignoraba, es lo mejor para él y para todos. Eso sí, odio cuando los veo paseando por el jardín, no tengo nada en contra de Marie pero, los celos me invaden cuando la veo sonriéndole y siendo tan cálida. Recuerdo  cuando la madre de James me habló muy seriamente, me dijo lo de nuestra antigua relación y que si volvía a flirtear con él, cuestionaría mi despido.
Este domingo, todos habían salido a conseguir más preparativos para el cumpleaños de James, todos, excepto Marie, que se quedó con motivo de cansancio. Estaba quitando el polvo a la mesa del comedor donde ella se encontraba.
-Disculpa -me dijo por 1ª vez en su vida, me doy la vuelta- Tú debes de ser Holly, ¿no?
-Así es, ¿necesita algo? -le pregunté -
-Quería hablar contigo sobre... James. -mi corazón se acelera-
-Ahh. -dije con un movimiento de labios-
-Holly, sé lo que tú y él tuvieron en el pasado, no me lo dijo James, sino su madre.
-No se preocupe, no tendré interés en acercarme en él, si es lo que piensa.
-Veo que su madre tenía razón sobre ti. -pregunté con la mirada- Veo que quieres estar con él pero ya conseguiste lo que querías de él.
-¿Qué insinúa?
-Ese no es el caso, mira Holly, te lo diré solo una vez; yo no he tenido interés en casarme con él pero, nuestras madres se conocen desde la infancia, me negué cuando me comunicaron mi casamiento con él, pero es obligado; ya sabes, un matrimonio concertado. Pero desde que le conozco siento que... -se muerde el labio inferior- Ansío su compañía y que le quiero cada día más, pero sobre todo, que quiero permanecer a su lado toda la vida. Así que no permitiré que nadie ni nada se interponga entre nosotros.
-No me voy a interponer. -dije, aunque mi orgullo quería salir-
-Eso espero, pero no te preocupes, encontrarás a tu príncipe o... a un carpintero, ¿quién sabe? -se ríe y se marcha, mis puños se cierran y me trago el orgullo, siempre me muerdo la lengua hasta el punto de sangrar veneno. Voy a la cocina para salir por la puerta trasera que da al jardín, me choco contra Jorge, éste me coge antes de que me caiga.-
-¿Estás bien?
-Sí -dije mientras me soltaba- creí que habías salido. -se apoya contra la pared con aire despreocupación-
-Sí bueno, Marie está arriba leyendo y no tengo muchas ganas de salir, ¿qué vas a hacer?
-No sé, creo que miraré si las flores precisan mi ayuda, ya que aqui nadie la necesita.
-Jaja, ahora que lo dices... -dice sobre-actuando- Este jardín es enorme, ¿damos una vuelta?
-Bueno, no tengo nada mejor que hacer... -me ofrece su brazo y lo cojo, sonrío y me lleva afuera- ¿Adónde vamos? -pregunto caminando por el inmenso jardín-
-A donde nos lleven nuestras almas, ¿no crees? -le miro y observo como su rostro ha ido cambiando, hasta convertirse en el de un hombre, nos sentamos en un banco-
-Marie me ha hablado de... Tu supuesta historia entre James y tú -dice de sopetón-
-Ohm.
-¿Es cierto? -aparto la mirada-
-No es de tu incumbencia.
-Puedes confiar en mi, ya lo sabes -suspiro derrotada-
-Estuvimos juntos... un tiempo. Era un cuento de hadas que no se cumplió.
-¿Por qué lo crees?
-Porque los cuentos de hadas tienen un final feliz.
-Quién sabe, quizás no sea con ese chico pero, creo que tendrás una historia con final feliz, puede que con él o... con otro.
-¿A qué te refieres? -pregunto y sonrío a la vez-
-No lo sé, el destino es una caja de sorpresas. -reflexiono sobre eso-
-¿Y tú? ¿Tienes ya un cuento de hadas o aún no lo has escrito? -dije siguiendo el juego-
-Jajaja, lo mío es más complicado, sigo esperando a que la mujer de mis sueños venga un día a mi, pero es complicado porque ella ya tiene su propio cuento de hadas.
-Lo siento. Tú te mereces a alguien que te haga caso. -por alguna extraña razón, se ríe-
Esa tarde, Jorge y yo, estuvimos compartiendo miles de cosas que no tuvimos la oportunidad de contarnos, por un momento y después de varios días, me sentí... ¿cómo decirlo? ¿Bien? Yo diría que menos atada.
-¿Quieres dar una vuelta? -me pregunta tras minutos de silencio-
-Claro -asiento, aún es temprano y nada mejor que la compañía de Jorge para relajarse-
***
Me llevó a un extraño prado, era todo verde y con preciosas flores amarillas, solo había un árbol con miles de ramas. Nos subimos al árbol tratando de no caernos, reíamos y, como 2 niños, dejamos que la niñez del pasado nos envolviera por su inocencia.
Jorge se colgó del árbol con los pies.
-¡Ehh! ¡Cuidado! ¡Haber si te vas a caer! -dije preocupada y bajé. Hizo señas para que me asustara y pensara que se caía, pero, la suerte le jugó una mala pasada, la rama sedió al peso y cayó, puso las manos a tiempo pero sus labios aterrizaron contra algunas piedras de debajo, aterrorizada me pongo a su lado y le doy la vuelta- ¡Jorge! ¿Estás bien? -no responde- ¡Jorge por favor! -me tumbo contra su pecho y dejo que las lágrimas corran libres por mis mejillas, siento una mano en mi espalda-
-Holly -dice con dificultad- Me estás oprimiendo y no puedo respirar -me quito de inmediato-
-¡Jorge! -dije y le abrazo, él, hace lo mismo- ¡Eres tonto! ¿Lo sabías? ¡Eres tonto! -le doy débiles puñetazos en el pecho- ¡No me vuelvas a hacer esto! -se ríe-
-Jajaja, no te preocupes, estoy vivo, ya sabes, mala hierba nunca muere. -me atrae contra su pecho y dejo que me consuele, lo miro y veo que su labio sangra un poco-
-Tienes sangre. -saco un pañuelo de mi vestido y con cuidado le limpio la herida- Ya está.
Y de repente, siento la calidez de sus labios contra los míos, y saboreando los pequeños restos de sangre que aún le quedaba. Mis ojos se abren y sus manos me cogen de tal forma que no me pueda escapar, cierro los ojos, y, pensando en James, una lágrima se escapa de mi ojo...
Nos quedamos a medio centímetro de rozar nuestros labios de nuevo, me mira y lo miro asustada por la situación.
Sus labios quitan la lágrima traicionera, rozándome la mejilla, el vello se me pone de punta.
¿Es este... mi cuento de hadas?

sábado, 9 de abril de 2011

Capítulo 27: La respuesta a uno de mis por qué

La oscuridad me absorbe, La Luna me envuelve con su manto de luz y sus amigas, las estrellas, la acompañan para que la noche no sea tan oscura. Aún estoy en la ladera, sola, perdida, y, con los ojos húmedos. ¿Por qué? Es una pregunta que no tiene respuesta alguna. ¿Por qué tuve que trabajar en esa casa? ¿Por qué de todas las casas que hay me tuvo que tocar en la que vive el chico que más amo? ¿Por qué tengo que llorar por alguien? ¿Por qué me duele tanto, si total, era un amor pasajero? ¿Por qué deseo ahora mismo no haber salido del orfanato y así nunca haberle encontrado...?
Me agarro las rodillas uniéndolas a mi, como si me estuviera destrozando por dentro. Solo se oyen mis gemidos, mis llantos, mi respiración agitada y mis silenciosos por qué.
Decido volver a casa, y por los caminos me caigo varias veces haciéndome daño en las rodillas y manos, me levanto y veo piedras, esas son las piedras que hacen que me caiga, las que hacen que yo sea fuerte pero saben que el fondo soy débil. Mi intención era volver a casa pero como no veo nada por la oscuridad, acabo perdiéndome en algún lugar. A mi alrededor hay como trozos de bloques en el suelo, con inscripciones, con flores; algunas vivas y otras muertas. ¿Qué es este lugar? Unas pequeñas farolas se encienden, me supongo que será por algún mecanismo. Es un cementerio, hay lápidas y muchas malvas. Siento escalofríos por el cuerpo, no tengo miedo porque qué más me da sufrir otra desgracia más. Camino con cuidado, observando las mil y una tumbas que hay. Me tropiezo y caigo al suelo, giro la vista atrás, hay unos matorrales que hicieron que me cayera, vuelvo la cabeza, estoy encima de una tumba enterrada, con una lápida y una inscripción; me levanto con rapidez, eso si que me da mal rollo, estar encima de una tumba. Antes de girarme e intentar escapar de allí, observo la inscripción de la lápida, su nombre me llama la atención; Jonh Smith y al lado, otra tumba; Déborah Smith Nichols. Se frunce mi ceño, en la inscripción del hombre ponía: Aquí y ahora, siempre yaceré en mi lecho de muerte junto a mi esposa. El cielo es gris cuando menos lo parece.
Y en la inscripción de la mujer pone: Esto es el comienzo de mi final, encontrarte a ti será lo último que haga pues mi muerte solo es un intento de hallarte allí arriba.
Mi corazón se acelera, la mujer tiene los mismos apellidos que yo: Holly Smith Nichols, y el hombre es Smith, por lo que la mujer sería su esposa y adoptó el apellido de él. Pero... No puede ser. Una lágrima se derrama por mi mejilla. Son... ¿mis padres? Hay muchas posibilidades de que no lo sean pero... los apellidos son idénticos. Presa del miedo salgo de aquel cementerio. Corro para estar segura de lo que sea que me oprime el pensamiento, lloro de los sentimientos que me abruman, respiro para calmarme y cierro y abro los ojos para saber que esto no es un sueño...
Sin saber como, acabo llegando a la casa solo iluminada por las farolas de la calle. Entro en silencio cerrando la puerta a la vez, suspiro, ¡cuántas cosas en una noche! Subo sin ser oída, aunque el crujido de las escaleras se hacía sonar. Entro a mi cuarto cerrando de nuevo, preparo la bañera con agua caliente, casi hirviendo. Dejo que el calor del agua me tranquilize, aunque ni eso porque tenía tantas cosas en la cabeza que no sé como no me explotaba.
Me envuelvo en una toalla y entro de nuevo a mi cuarto, me pongo ropa para dormir. Estoy agotada. Miro por la ventana y veo La Luna, tan hermosa como siempre y dos estrellas juntas que brillan como una vela en una habitación oscura. Nunca he echo esto pero... Cierro los ojos y pido un deseo: Deseo pase lo que pase yo trate de ser feliz.
Abro los ojos y corro la cortina desvaída, me acuesto en la cama tratando de no tiritar.
Poco a poco me dejo dormir pensando en tantas cosas inexplicables: 1 En James, he echo lo más correcto para él y, en el amor, hay que correr riesgos en tu contra, y 2 Si verdaderamente esos son mis padres, no debo entristecerme porque estén muertos, ya que he encontrado la respuesta a uno de mis por qué, un por qué que creí nunca hallarlo, ¿por qué no puedo estar con mis padres? Me preguntaba antes, ¿la respuesta?
Porque a pesar de que estén en el cielo, todas las noches me observan desde allí arriba, y saben que siempre están a mi lado, ¿en el cielo? No solo en el cielo, sino en nuestros corazones.

viernes, 8 de abril de 2011

Capítulo 26: Marie

Cuando James entra al salón yo me encuentro con Margaret en la cocina.
-Hola -dije extrañada de verla atareada ya que hoy era domingo- ¿Hoy había que trabajar?
-No cielo. Bueno, algo así. Es que va a venir visita y les iba a servir unas pastas y té, ¿me haces un favor y preparas la bandeja mientras yo voy sirviendo el té?
-Claro -lleno la bandeja de pastitas y me dirijo al salón, allí, no veo a nadie, solo a sus padres y a James que me sonríe por lo bajini-
-Chicas, necesito que ustedes dos se queden por aquí cerca, dentro de unos minutos llegará la visita -nos dice la señora, asiento y me apoyo contra la pared, 6 minutos después, tocan la puerta, el mayordomo abre y pasa la supuesta visita. Una chica entra; su pelo era rubio y le brillaba, sus ojos mostraban un verde claro grandioso, su tez era pálida, su cuerpo era menudo y su sonrisa mostraba calidez y carisma, detrás de ella, un chico la acompañaba, no pude verle el rostro porque tenía la cabeza gacha y llevaba una gorra de militar, saluda a los señores, se sientan y el chico se quita su gorra, ¿Jorge? ¿Es Jorge? ¡Es Jorge!-
-Buenos días Señor y Señora Jhonson -sonríen- Siento haber tardado tanto es que el tiempo ha impedido el viaje, pero, he cumplido.
-Gracias Jorge, confiábamos en ti. -dice Elizabeth, Robert no paraba de mirar a su hijo triste- Así que, ¿tú eres Marie?
-Así es señora -su acento era francés, sin duda-
-Me alegro de conocerte, y tutéame ahora que serás mi nuera tendremos más confianza.
¿Qué? ¿Nuera? ¿De quién? Solo tenían un hijo y era James, ¿qué pasa? Frunzo el ceño, miro a James y este parecía también confuso.
-Madre, ¿qué insinúa? -Habla James-
-Ohh hijo -dice como si la situación fuera absurda- Ésta es Marie, Princesa de Francia, próxima reina y... tu próxima esposa. -sonríe pero él no-
-Holly, ¿te importaría acompañarme a mi despacho? Es para que me ayudes a encontrar unos papeles. -Robert me habla y salimos, entro a su despacho-
-¿Qué pasa señor? ¿Qué está sucediendo? -dije desesperada-
-Holly, una mujer del pueblo les vio a ti y a mi hijo en las afueras y se lo dijo a mi mujer, pensando que ya lo sabía y felicitándola, ella le siguió la corriente y cuando llegó se puso como una histérica, ¡no sabes cuánto gritó! Sé que debí decírselo a ustedes pero no he podido, nunca les veía juntos y mi esposa me vijilaba, mandó una carta a la Reina de Francia anunciándola de la buenísima idea que se le ocurrió, unir dos coronas, ¡ella aceptó! Creí que no lo haría porque no llegamos ni a la zuela del zapato de esa realeza, pero mi mujer y la Reina se llevan de maravilla desde siempre y... aceptó. -me abraza- Lo siento muchísimo, no sabes cuanto. Por favor, sé que le quieres pero... no hagas esto más difícil de lo que es. -se va del despacho-
***
Jorge y Marie se quedarían en la casa hasta que ambos (James y Marie) se casaran. Preparé las habitaciones.
-Buenas Holly -Jorge me da un leve abrazo mientras yo hacía su ahora cama-
-Hola.
-¿Ocurre algo?
-¿Por qué no me dijiste que ibas a hacer esto?
-Son cosas confidenciales, no debo decirlas por ahí, aunque seas mi mejor amiga.
-Dios... -llevo una mano a mi cara-
-¿Qué te pasa? ¿Es que no te emociona la nueva buena?
-¡No es eso! Solo que... estoy cansada nada más. -miento- Con tu permiso me retiro. -agarra mi brazo y me hace girar hacia él-
-No es necesario que me pidas permiso.
-Es mi trabajo.
-Eres mi amiga -me reprocha y a la vez sonríe- Ya hablaremos cuando estés menos ocupada.
-Vale -le dije y me fui-
***
Más tarde, todos se fueron con Marie a enseñarle el pueblo y demás, James estaba en el jardín exterior, sentado bajo un árbol.
-Hola -le dije, no me mira, su vista está perdida-
-Hola -dijo secamente, me siento a su lado, me mira lentamente, tenía la cara apenada- Yo... esto Holly, no lo sabía.
-Lo sé, me lo dijo antes tu padre.
-Lo siento -volvió a disculparse y puso su cabeza en mi hombro, le quité de inmediato-
-¿Qué? -preguntó-
-James... -agarro su cara y sonrío- Es mejor dejar esto -dije apartando la vista-
-¿Estás de broma no? ¡No me puedes dejar solo! ¡Me lo prometiste! ¡Me prometiste siempre estar conmigo!
-Siempre y cuando no pasara esto.
-No Holly, ¡esto yo lo arreglo! ¡Hay más soluciones! ¡Te quiero y me quieres!
-Sí pero tú mereces a alguien que te pueda dar más que yo.
-Tú me lo das todo.
-Pero nadie estaría de acuerdo -me levanto, se levanta y agarra mi cabeza con sus manos-
-No por favor, no te alejes de mi.
-Es mi deber -dije con lágrimas en los ojos, sin pensarlo me da un suave beso en los labios- Te voy a prometer algo -dije cuando le aparté de mis labios-
-El qué. -me mira con los ojos tristes, confusos y extrañamente irresistibles-
-Te prometo que nunca más volveré a quererte, así tú seguirás con tu vida. Te prometo que nunca jamás volverá a ocurrir -se queda de piedra, suelto sus manos de mi cara y camino hacia a alguna parte, no volví la vista, no quería dañarme y menos a él pero... Qué puedo hacer, creo que esto es lo correcto. Camino a la ladera que me llevó James la 1ª vez, allí, corrí lo más rápido que pude, allí, me tiré al suelo y me eché a llorar.
En ese preciso momento, me volvieron las palabras de su padre:
Por favor, sé que le quieres pero... no hagas esto más difícil de lo que es.

Marie está en la página de personajes, espero que les guste ^^

domingo, 3 de abril de 2011

Capítulo 25: ¡Todo ocurrió tan rápido!

-Procuremos que no lo descubra mi madre, mi padre lo entiende pero mi madre nunca lo haría. -me dijo James esta mañana-
-Está bien -odio ocultar cosas pero es lo que hay-
Y así transcurrieron los días, Robert, se comportaba como si no sabía nada, a veces hablaba con nosotros y se reía cuando nos sonrojábamos.
Pasados unos días, me encontré con Jorge en la panadería cuando fui al pueblo. Según me dijo, vivía en el pueblo pero la mayoría de las veces tenía trabajo, pero sobretodo viajaba mucho.
Este domingo, James me llevó a la antigua casa de campo a la que iba de niño.
-¿Puedo abrirlos ya? -dije desesperada por tener los ojos vendados-
-Un momento, un poco más a la derecha ¡no tanto! Ahí está bien, ahora ábrelos -me quita la venda. -Delante nuestra, había una pequeña casita al lado de un lago, entramos dentro, ¡era tan espaciosa! Huele como a frescor y a flores.-
-Es increíble -dije mientras le abrazaba-
-Podemos quedarnos aquí hasta la tarde -dijo mientras me besaba lentamente- ¿Quieres dar un paseo en barca? -sonrío a modo de sí-
El lago era cristalino y había pequeños peces de colores, nos quedamos a mitad del lago y se acercó a mi para posar su brazo en mis hombros.
-Las vistas de noche son más bonitas -dijo-
-Me las imagino -dije y reímos, empezó a caer una fina lluvia-
-Vaya, con lo bien que estábamos -frunció el ceño al cielo- Deberíamos entrar a la casa, sino nos resfriaremos -comenzó a remar y la lluvia fue cayendo más y más fuerte-
Llegamos a la orilla, crucé mis brazos mientras esperaba a que terminara de amarrar la barca, empapados los dos. Agarró mi mano, ésta vez la lluvia cayó con una fuerza atroz, nos empezamos a reír sin control, abro mis brazos y elevo la cabeza dejando que el pelo se empape más de lo que está, de repente me coge en volandas y me da vueltas, compartimos risas y miradas, me deja en el suelo con delicadeza aún con una mano en mi cadera y la otra en mi cabeza, y dejamos de reír.¡Todo ocurrió tan rápido!
Sus labios ansiaban encontrarse con los míos, y los míos con los de él, al fin se encuentran y se besan, siento como nuestra respiración es rápida y entrecortada, nuestras manos no paran de recorrer el cuerpo del otro; las mías por su cuello y cabeza y las de él por mi espalda y cadera. Entramos en la casa que ahora me parece más grande y fría, solo se oye el ruido de la lluvia al chocar contra el suelo. Me deja en el suelo y sin esperar un segundo me empuja contra la pared besándome cada vez con más desesperación. Subimos las escaleras como pudimos sin despegarnos el uno del otro, llegamos a una de las habitaciones. Sus manos desgarraron los botones de mi vestido, caímos en la cama y allí empezó todo.
***
Abro los ojos, aún estamos en la cama, no sé muy bien que ha pasado, solo sé que le quiero y deseo más que nunca, me giro con cuidado y veo que está dormido; le acaricio el pelo con sumo cuidado para no despertarle. Se da la vuelta y me abraza, aún permanece dormido y está con el pecho al descubierto le observo y me doy cuenta de que es perfecto. Con cuidado me deshago de su abrazo, me levanto y me visto.
Bajo a la cocina y preparo algo de comer, cuando menos me lo espero siento unos brazos a mi alrededor, es él.
-Te quiero -me susurra al oído, me doy la vuelta, aún sigue con el pecho al descubierto- Oye... -dice con un tono avergonzado mientras observo como se pone colorado -Yo esto no pensaba que fuese a ocurrir, no lo tenía planeado. Solo quería pasar un rato tú y yo solos en el lago, no creí que fuese a llover y menos que pasara esto, no quería que te sintieras obligada a hacerlo pero... -le tapo la boca antes de que continúe hablando-
-Shh... No pasa nada James, sé que esto no entraba en tus planes -Sonrío para que no se sienta tan mal-
-Sí pero no quiero que pienses que te quería solo para eso porque no es así, lo siento no debí traerte -sin que se lo espere le doy un beso-
-Ha sido todo maravilloso.
-Tú si que eres maravillosa -dice pero apartando la mirada, cojo su barbilla y la giro para que me mire-
-No, te equivocas. Ha sido maravilloso porque ha sido contigo. -suspira aliviado y me besa-
***
A eso de las 6 llegamos a la casa, habían dos coches.
-¿Y esos coches? -pregunto-
-No sé, quizás los hayan comprado, parecen caros.
-¿No parecerá raro que entremos juntos? -pregunté-
-Que va, mi madre ha tenido que salir para lo de mi fiesta, ya sabes, su vestido. Solo estará mi padre. -antes de entrar me estrecha contra su pecho, como si tuviera miedo de que me perdiera, como si algo malo estuviera a punto de suceder, como si sintiera que ese abrazo fuese el último o quizás el primero de muchos-
Cuando entramos no oímos voces, yo fui por una puerta derecha al salón y él por otra que daba a éste, así no sospecharán, pero como dije esa tarde: todo ocurrió tan rápido... aunque yo diría, demasiado rápido...
Continuará....

sábado, 2 de abril de 2011

Capítulo 24: El amor es inexplicable

-Así que has estado en un entierro -mi corazón se acelera, James dice eso cuando entro en mi cuarto, estaba sentado en mi cama-
-¡Qué susto! -dije con la voz entrecortada- Sí, era el padre de un amigo -se levanta y toca mis mejillas con sus manos-
-Un amigo -dijo en un tono extraño- ¿Qué amigo?
-Tranquilo, es un amigo que no veía desde de la infancia.
-Ohh que bien -dijo con sarcasmo-
-James, no pasa nada -me doy cuenta de su reacción- Confía en mi.
-Confío en ti, no en él. -suspiro y por una vez no dijo nada más, se quedó esa noche conmigo-
A la mañana siguiente estuve todo el día atareada; barriendo, fregando, tendiendo ropa, doblando la seca, planchando, dándole de comer a los animales, ordenando las habitaciones... Me siento en el sillón de mi cuarto ¡qué cansada estoy!
***
No sé nada de Jorge desde hace ya unos días, la verdad es que me gustaría hablar con él, a veces voy al pueblo pero no lo veo.
-¡Ups! Perdone señor, creí que había salido a las ocupaciones de su trabajo -dije yo en su despacho, iba a limpiarlo un poco pero no creí que estaría aqui-
-Jaja, no te preocupes Holly, en verdad hoy tenía que ir a arreglar unos asuntos pero he contratado a alguien para que lo haga por mi, y así, yo puedo organizar este papeleo, si ibas a limpiar por favor, no te preocupes, mi presencia no daña.
-Gracias -sonreí, nunca antes alguien me había hablado con tanta amabilidad, empecé a espolvorear las estanterías. Minutos más tarde el señor ya había terminado y yo también- Bueno, aqui ya he terminado, seguiré con otras labores -me dirijo a la puerta pero antes de que la abriera me habló-
-Holly.
-¿Si? -me doy la vuelta-
-Me gustaría hablar contigo, si no estás ocupada.
-Claro -dije sorprendida-
-Toma asiento por favor -me siento en una de las butacas quedando en frente de mi jefe- Quiero decirte algo ¿vale? -asiento- Siempre he querido a mi hijo y siempre he querido lo mejor para él, desde muy pequeño lo acostumbré a que me contara todas sus cosas, desgraciadamente, no me las cuenta desde que murió su hermano, como bien ya sabrás que ha muerto -vuelvo a asentir pero desconcertada, ¿a qué viene esto ahora?- Ayer por la tarde entró en mi despacho y me dijo que tenía que decirme algo importante, me sentí como en el pasado -suspira- Verás, James me contó que está enamorado de ti. -mi corazón no reacciona-
-Señor, lo siento muchísimo -me levanto y me llevo las manos a la cara- ¡Sí! ¡Es cierto! Él me quiere y yo... le quiero -suspiro- Sé que está mal pero le juro que yo no sentí esto hasta que lo descubrí y... ¡por favor no me despida! ¡No quiero volver a un orfanato! -parpadea-
-Holly, toma asiento -admiro su calma y paciencia, me siento con nerviosismo- Déjame terminar -eleva los labios a modo de sonrisa- A mi eso no me molesta Holly -le miro con más admiración- Como te he dicho quiero lo mejor para él y si lo eres tú lo comprenderé. He de admitir que al principio me desagradó la idea pero al ver que sonreía cuando decía tu nombre... Yo vi en sus ojos que no juega contigo, he visto que mi hijo tiene esperanzas por alguien, que le da igual que seas sirvienta, incluso me dijo que si yo no lo entendía él era capaz de llevarte a alguna parte y ponerse a trabajar con tal de estar contigo, ¿sabes a quién me recordó? A su hermano, eran iguales en ese aspecto. Le dije que yo no iba a cometer el mismo error Holly, no dejaré que mi hijo muera porque el amor es inexplicable.
-¿Está diciendo que está dispuesto a que su hijo y yo nos amemos?
-Por supuesto Holly, si tú eres lo que él desea no se lo voy a quitar. -mis ojos se llenan de lágrimas-
-¡Gracias! -se levanta y coge mis manos-
-No Holly, gracias a ti. Por haber echo que mi hijo se convierta en alguien maravilloso.
-Se equivoca, siempre lo ha sido, pero no se daba cuenta. -me abraza-
***
Esa noche James fue a mi cuarto y me dijo que su padre le había contado todo.
-¡Te quiero! -dijo y me cogió en volandas-
-Y yo -aún en sus brazos me besa con fuerza y pasión, dejando entrever nuestras ansias de mostrarnos nuestro amor-
Antes de quedarnos dormidos, James me dijo las palabras de su padre cuando él se enteró de que me lo había contado, eran estas:
Créeme, quiere siempre a la persona que quieres, a lo que quieras y nunca demuestres lo contrario, solo ámala.

viernes, 1 de abril de 2011

Capítulo 24: Jorge

Los días transcurrieron más rápido de lo que imaginé, siempre hacía las mismas tareas y a veces, por las noches James venía a mi cuarto, transcurrieron tan rápido que cuando me di cuenta ya era sábado.
-Me gustaría saber -le decía a Robert- Si hoy por la tarde me podría dejar unas horas libres, es que tengo que visitar a alguien.
-Claro, no hay problema. -me sonríe y salgo de su despacho-
En el vestíbulo, la madre de James, le decía a su hijo como debía entrar en la fiesta, me sonríe y no evito ponerme roja, su madre empezó a fantasear con lo maravillosa que sería la fiesta y que habrían muchas chicas con las que James podría estar, reconozco que eso me puso algo celosa.
***
Iba caminando por el pueblo, el panorama era un montón de chicas riendo y cuchicheando, me pregunté por qué sería, una de ellas decía:
-¿Te lo puedes creer? ¡Es que es tan emocionante!
-¡Ya te digo! Puede que llame su atención... -dijo en tono pícaro-
-Eso si consigues quitármelo. -me imaginé que sería por algún chico-
Cuando me iba acercando a la librería, vi un montón de gente alrededor de esta. Entre la multitud se encontraba la chica de ayer, llorando.
-¿Qué ha ocurrido? -le pregunté, me reconoce-
-Ha ocurrido una tragedia -me dice en un mar de lágrimas, toma aire y dice- Peter, ha fallecido. -mis manos se dirigen a mi boca para ahogar el grito que intentaba despedir-
Llegué a la casa echa polvo, había estado un rato consolando a aquella mujer, que parecía una vieja amiga de Peter, aún no me creo que haya...
-¡Heey! -James me coge por la cintura, ve que no reacciono a su abrazo- ¿Pasa algo?
-Es Peter, el hombre de la librería ha... muerto. -me echo a llorar-
-Vaya... lo siento mucho -me consuela y me abraza-
Esa noche, dormí fatal, aunque le conocía poco era un hombre cortés y admirado por la sabiduría que desprendía.
***
Hoy por la mañana, recordé que ayer la mujer me dijo que hoy era el entierro de Peter, así que, iré. Dejé una notita a James para decirle donde me encontraba y que llegaría tarde.
Iba caminando por los caminos hasta llegar al cementerio que daba a las afueras del pueblo. En él, habían personas vestidas de negro como yo, habían varias sillas, me senté en una de las de atrás. El cura empezó a decir lo maravilloso que era este hombre y que estaría en un lugar mejor, dio sus últimas palabras más los pésames y le concedió la palabra a un hombre, supuse que sería un familiar. Cuando finalizó, sus familiares y amigos tiraron malvas a su tumba y otras flores.
Solo quedaba un chico que estaba de pie, desolado, observando la tumba. Me acerqué a la tumba a tirar dos rosas rojas, el chico se levantó y sin querer se chocó contra mi, ya que estaba detrás suya. Era mucho más alto que yo, su pelo es negro y sus ojos marrones me miraron con una intensidad inexplicable. Su cara era hermosa, me mira con curiosidad.
-¿Holly? -pregunta, ¿cómo sabe mi nombre?
-Mm... sí, ¿cómo sabes mi nombre? -pregunto desorientada-
-Soy yo, ¿no te acuerdas de mi?
-¿Debería? -dije aún más confusa, se ríe por mi respuesta-
-Holly, soy Jorge -en ese momento me vinieron miles de recuerdos a la cabeza-
-¡Jorge! -me abre los brazos y sin pensarlo le abrazo- ¡Cuánto has cambiado!
-Jajaja, las personas cambian, y también se alejan -lo dijo con doble sentido, por una parte porque nos separamos y por otra porque miró a la tumba-
-¿Conocías a Peter?
-Claro que sí, era mi padre -me quedo boca-abierta- Meses más tarde desde que salí del orfanato busqué a mi padre, y me enteré de que vivía aquí, me dejó allí por problemas económicos, ya sabes.
-Lo siento -le abrazo a modo de consuelo-
-Son cosas que pasan. Al menos le llegué a conocer, que ya es algo. -después de un incómodo silencio dice: ¿Te apetece dar una vuelta?
-Claro -dije sin dudarlo, ¡cuántas cosas nos debemos de contar!
***
Estábamos en una cafetería pequeña.
-Bueno -dijo mientras tomaba un poco de licor- ¿y a qué te dedicas?
-Sirvienta, ¿y tú?
-Militar.
-¿Militar? -dije sorprendida- Vaya.
-Sí, empecé desde que salí del orfanato, y cuando saqué la mili vine a buscar a mi padre jaja.
-Eso está bien. -ahora entiendo sus pantalones militares-
Estuvimos toda la tarde hablando, compartiendo historias, lo que nos había sucedido desde que salimos del orfanato, "nuestros amores"  aunque según me dijo él no ha tenido tiempo para estar con chicas, anécdotas y miles de cosas más.
Me sorprendía lo guapo que estaba, su cara ya no era la de un niño inocente, sino la de un hombre. Después me acompañó hasta casa.
-Así que, aquí es donde trabajas.
-Sí -afirmé y le sonreí- Oye, ¿cómo me reconociste? -se ríe entre dientes y su mano eleva mi barbilla-
-Porque nunca podría olvidar tus ojos -me da un beso en la mejilla y se marcha-
Observo cómo va desapareciendo tras la niebla del camino hasta reducirse en el silencio que me envolvía, no por la niebla, sino por los recuerdos de Jorge y míos.