Holly una chica huérfana que no cree ni en sueños ni en esperanzas, se ve envuelta en un nudo de sensaciones... James, Jorge y Holly, todos unidos por un único lazo: Holly Smith.

jueves, 23 de junio de 2011

Capítulo 33: La felicidad

Susurros, oigo susurros por todas partes; mujeres riendo o suspirando, hombres mirando y compartiendo opiniones, más mujeres dándole un pequeño pellizco a sus maridos por mirar tanto; 3 escalones: veo a James que se acerca con los ojos abiertos, 2 escalones: pienso en la marcha de Jorge, 1 escalón: James traga saliva y me ofrece su mano, ningún escalón: ni una sola oportunidad de caminar más lento y así tardar más. Cojo la mano de James, está más guapo que nunca. Me acerco a un rincón y Marga se acerca y me da una copa, extraño por la falta de costumbre, la cojo y mojo los labios con ella. Es tu noche, dice Marga, sonrío y casi me ahogo. Elizabeth habla alterada con su hijo intentando que no se note, supongo que él dirá que era libre de escojer a quien quisiera. Alguien me frota los hombros, me giro; es Robert.
-Estás muy guapa -sonrío a modo de agradecimiento- Me permites un baile ¿verdad? -cojo su mano y empezamos a bailar, nunca he hecho esto pero intento esforzarme- Relaja los hombros.
-No puedo, todos me miran.
-Es normal, la belleza de cuando se es joven... -suspira recordando- No te preocupes, hablé con mi esposa antes de que tú bajaras, así que le puse al tanto para que no montara un espectáculo, al principio me dijo que te echaría la reprimenda pero opté por decirle que al personal no se le ha de tratar de tal forma y además que James era libre de escoger a su pareja de baile sin ser Marie.
-¿Por qué no puede bailar con ella?
-Oh sí que puede, pero no ser su pareja en el baile, son tradiciones estúpidas, recuerdo que una vez quise ser la pareja de baile de una novia que tuve y no se me permitió... He de decir que rompí esa norma y mis padres se murieron de la verguenza, pero me lo pasé en grande. -compartimos risas-
-Padre, ¿me permite? -me doy la vuelta y lo veo ofreciéndome su mano-
-Faltaría más. -le da una palmada en la espalda y se vuelve a su mujer para bailar; coje mi cintura y empezamos a bailar-
-Estás guapísima esta noche. -sonrío tímidamente-
-He de decirte que no soy muy buena bailando... Puede que te pise los pies.
-Advertido quedo, pero me arriesgaré.
-Sí, es cierto, quedabas advertido de que tu madre se enfadaría por mi culpa y, sin embargo, te has arriesgado.
-Simplemente me ha reñido un poco, ¿qué más da? No quiere dar qué pensar a los invitados. Además -levanta mi mentón- ¿Por qué te preocupas tanto?
-No lo sé.
-No lo sabes o no lo quieres decir -no puedo evitar reírme-
-Sigo pensando que yo soy el problema.
-Ohh sí, la chica de los ojos inocentes es el mayor problema. Aunque... Pensándolo mejor, pues sí, si lo eres.
-Oh por fin te das cuenta. Más vale tarde que nunca. -paramos de bailar aunque la música siga-
-Solo me he dado cuenta de una cosa, y es que tú has sido mi mayor problema para encontrar...
-Cielito, necesito tu ayuda ahora mismo... -Marie nos interrumpe y corta a James, me observa, y James mira su vestido, no se habrá dado cuenta supongo que por las prisas-
-Claro... Ahora vuelvo Holly -me suelta y se marcha-
Estuve esperando a James, pero Marie y su madre no le dejaban dar ni un paso. Más tarde James dió un pequeño discurso improvisado sobre lo que ha sido este año para él. A las 12:30 de la noche, más o menos, los invitados se fueron. A la madrugada me despierto sedienta, con una sed horrorosa, creo que el vino no me sienta muy bien. Decido bajar a por un vaso de agua, voy caminando hasta llegar al balcón del piso de arriba cuando termino de beber, observo la Luna, tan hermosa como siempre e iluminando con su blanquecina luz a todo aquel que precisa de ella, y las estrellas, tan leales como siempre, acompañan a esta.
-¿Qué haces? -me doy la vuelta asustada, es él-
-Fui a por un vaso de agua y me paré aquí. -se acerca a mi y se apoya contra la barandilla-
-Siento no haberte acompañado en la fiesta, ya sabes como es mi madre y Marie, y también siento lo de tu vestido...
-No te preocupes, encontré uno mejor -digo en tono burlón-
-¿Ah si? -me sigue la corriente- debo admitir que ese vestido te quedaba muy bien pero me ofende lo que dices -bromea-
-Jajaja es lo que hay, prefiero los pequeños detalles significativos que los grandes que no me llenan -me agarra las manos-
-¿Eso crees? -nos reímos con cuidado para no despertar a nadie, trata de hacerme cosquillas, se acerca más y me agarra por la cintura; por un momento nos paramos, cuando sus labios quedan a 3 centímetros de los míos-
-¿Qué ibas a decirme antes? Dijiste "tú has sido mi mayor problema para encontrar..." -dije para apartar el deseo por mi parte-
-Ya lo sabes.
-No, no lo sé y...
-La felicidad.
-¿Qué? -pregunto cuando me interrumpe-
-Para encontrar la felicidad.
Silencio. Momento irrumpido por nuestros labios, por sus manos rodeándome. Más silencio. Ahora solo el ruido de nuestros pasos al caminar, llevándonos a otro lugar...

domingo, 19 de junio de 2011

Capítulo 32: El gran momento.

Llego a la casa corriendo, con el aliento a punto de agotarse. Todo ya estaba preparado, faltaba que llegaran los invitados y se vistieran los padres de James y él, que aún no había llegado. Cuando entro en mi cuarto me despojo de mi ropa y con sumo cuidado saco de la caja el vestido, me lo pongo y voy al baño para peinarme y maquillarme, cuando termino me asomo por la ventana, hay coches llegando y gente entrando. Se supone que la madre de James no sabe que soy su "acompañante" pero por alguna extraña razón me gustaría ser su pareja en el baile.
.-Holly, la está esperando abajo James. -entra Margaret de repente-
-¿Si? ¿Pero no iba a subir primero?
-Se suponía que sí pero por mucho que he insistido Marie no le deja ir. -Marga se marcha al observar ninguna respuesta por mi parte; ¿y ahora? ¿Qué hago? Se abre la puerta-
-Enseguida bajo Marga. -se oyen risas, es Jorge-
-Estás preciosa. -bajo la cabeza y asiento a modo de gratitud- Oye... lo que pasó ayer... -recuerdo cuando nos peleamos- Bueno, que espero que aceptes mis disculpas. -se me parte el alma al verlo así-
-Ohh Jorge, no te preocupes, no hay nada que perdonar, aunque ya que has sacado el tema siento haberte hablado en ese tono. -asiente y rodea mi cabeza con sus manos, me observa con una mirada llena de dolor y desesperación- ¿Pasa algo? -suspira-
-Holly... me marcho. -mi corazón se acelera-
-¿Qué? ¿Pero adónde?
-Mi trabajo hasta ahora era proteger a Marie debido a que es princesa de Francia. -hago ademán de que continúe- Ya sabes que soy militar, y mi mayor misión ha sido y será luchar, luchar por mi honor y por mi pueblo. -sin querer los ojos se me van llenando de lágrimas-
-¿Quieres decir... que te marchas? ¿Para siempre? -asiente-
-Quiero que sepas que te quiero y te querré siempre, aunque sé que tú le quieres a él -hace una pausa- aunque sepa eso quiero que luches por tus sueños, y si son con él adelante.
-Eres demasiado bueno -le abrazo- Ojalá que algún día encuentres a una chica que te sepa valorar como yo no lo hago. -levanta mi cabeza con su mano, agarrando mi barbilla-
-Si que lo has hecho, desde que éramos niños tú has sido la única persona que me ha echo abrir los ojos. Y sinceramente, la única que me ha hecho ver que para todo hay que tener esperanzas, a veces no sirven, pero me ha servido de lección para no rendirme nunca. -Iba a decirle que yo no soy la persona indicada para tener esperanzas pero... Mejor dejarlo estar, no quiero estropear otro momento con mis palabras.- Me tengo que ir.
-¿Pero ya?
-Así es. Mi trabajo aquí ha terminado. -se acerca a la puerta y la abre- Un placer haberte visto de nuevo Hol -así me llamaba cuando éramos niños- Espero volver a verte algún día.
-No esperes porque eso llegará, tarde o temprano pero llegará. -me abraza y sin que me de cuenta roza mis labios con los suyos, me dejo besar porque sé que él lo siente de verdad y no podría pararlo. Y aunque preferiría que no lo hiciera es la única forma de expresarle que, aún sabiendo mis sentimientos, le quiero mucho. Se aleja, me sonríe y se marcha.-
Antes de salir me miro al espejo; recuerdos abordan mi mente. Sonrío y me muerdo el labio inferior: Es la hora. Salgo por la puerta, camino despacio sin hacer ruido. Llego hasta una gran barandilla que da a las escaleras, empiezo a ver a los invitados que me observan. Me paro antes de empezar a bajar las escaleras. Miradas clavadas en mí, la de James también.
Toco, de nuevo, la barandilla; respiro hondo y empiezo a descender a donde quiera que me lleven estas escaleras.