Holly una chica huérfana que no cree ni en sueños ni en esperanzas, se ve envuelta en un nudo de sensaciones... James, Jorge y Holly, todos unidos por un único lazo: Holly Smith.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Capítulo 35: Cartas.

Era domingo, no tenía que atender ningún parto ni a ninguna embarazada, y la tierra ya estaba cultivada. Sentada en el sillón, me encontraba haciendo punto, al lado de la chimenea en una silla. Toc toc. Dejo mi labor y me dirijo a a la puerta, cuando la abro me encuentro al cartero, mis ojos ven que no es el cartero de siempre, es otra persona, mucho más joven y no parece un cartero, sino un mensajero.
-¿Deseaba algo? -le pregunto-
-Sí. -dice cogiendo aire, estira su mano sosteniendo una carta totalmente blanca- Es del ejército señorita. La manda el Señor Jorge. -mi respiración se detiene, ¡hace tanto tiempo que no sé nada de él!-
-Muchas gracias. -dije sonriendo-
-Que tenga un buen día señorita.
-Igual para usted. -cierro la puerta y corriendo me siento en la silla, abro la carta despacio, sintiendo el tacto del papel con mis dedos-

                           Mi queridísima Holly:
             Espero que esta carta sea de tu agrado, puesto que desde hace ya muchos meses no tenemos contacto alguno. Me costó mucho averiguar tu nueva dirección, tuve primero que enviar una carta a la casa -se refería donde trabajaba antes- para saber si aún trabajabas allí o te habías instalado en otro pueblo.
             Me alegro que te hayas independizado y he de decir que echo de menos tu compañía porque no es lo mismo sin ti. Yo, en cambio, aún sigo en el ejército, como ya bien sabes era mi sueño de niño, y solo sirvo para proteger a la patria. Dentro de poco tendré que emprender un viaje a otro país aliado con nosotros para ayudarle puesto que está en guerra.
             Holly, no solo te escribo para decirte cómo estás y cómo me va a mí, te escribo también para decirte que lo que ocurrió entre nosotros una vez no tiene por qué volver a suceder, simplemente, aunque mis sentimientos no hayan cambiado, tú no me amabas y yo respeto tu decisión. Pero pienso que no estoy hecho para el amor, y recalco que estoy seguro de que nuestras vidas estuvieron predestinadas para estar juntas, pero no revueltas. Solo como amigos y es algo de lo que estoy verdaderamente orgulloso.
           Espero con ansia tu respuesta y me confieses lo bien que te encuentras.
                                                              Un afectuoso saludo:
                                                                                    Soldado Jorge.

Leí varias veces la carta, creyendo que lo que había leído iba a cambiar, pero no fue así. Me alegré mucho de que Jorge estuviera bien, y también de que respetara mi decisión. No tardé nada en ir a comprar al pueblo papel, tinta y una pluma. Y menos tardé en enviar la carta y escribirle lo mucho que le añoraba, le hablé de muchas cosas: de mi trabajo en el pueblo, de lo bien que estaba, de cómo me trataba la gente de aquí, de que yo aceptaba su respeto conforme a mi decisión y otras tantas cosas más que me duraron 2 hojas.
Muchos días más tarde recibí otra carta suya agradeciendo mi respuesta y unas cuantas anécdotas que le pasaban día a día.
Hace ya varias semanas que le escribí pero que no ha respondido. Esa tarde, a eso de las 7, mientras la lluvia chocaba estrepitosamente contra el suelo, sonó la puerta. Era el mismo mensajero de siempre. Este llevaba una gabardina negra y me entregó la carta. Cuando me siento en la silla, algo aliviada porque recibí al fin una respuesta suya, me di cuenta que era otro tipo de papel, más arrugado y de un color beige. Lo abro y veo una letra más descuidada.
                             Señorita Holly:
            Somos el Ejército Sueco, siento comunicarle que el Señor Jorge W. Tarner ha fallecido el día 15 de agosto. Él nos dio explicaciones de que, al no tener mujer ni hijos, solo comunicásemos esta noticia a usted, evidentemente esto nos lo dijo antes de su fallecimiento.
            Mi más sentido pésame.
                                                     Un saludo:
                                                            Capitán J. Richarm.

Lo único que recuerdo de esa noche es que las manos me empezaron a temblar, quemé la carta y me fui de casa, a algún lugar de las afueras del pueblo, como intentando huir de algo que imposible: el miedo a sentirse sola y la desesperación de esas palabras.
Pero nosotros, las personas, no podemos huir de lo que se nos viene encima, porque para mi juicio son pruebas que nos pone el destino y que debemos superarlas.
Mi vestido se rompió debido a la caminata que hice por el bosque, y mi cara quedó pálida varias semanas por las lágrimas y la pena que cargaba en mi alma.
Pero todo acaba, incluso el dolor al saber que alguien a quien has querido y admirado se ha ido... Para siempre.

Hola! Me gustaría darles las gracias por aún seguir mi historia y leer cada vez que escribo :) sino comento vuetros blogs es porque, como ya sabrán o habrán leído, ni en mi blog ni en los vuestros me deja comentar -.-" Ya sé que es un asco, díganmelo a mí! Bueno, este cap. es corto porque en los siguientes (o siguiente aún no lo sé) pronto se acabará la historia. Muchas gracias de nuevo y saludos!

5 comentarios:

  1. pobrecita!!!!
    joooo con lo bien que me caía Jorge :(
    que capitulo tan triste...
    Bsoos

    ResponderEliminar
  2. mira, se me han saltado hasta las lágrimas... jorge me caía bien de verdad... era un amor... ¿por qué? las cosas pasan... u.u
    espero el próximo

    ResponderEliminar
  3. joe pobre holly sigeme en http://simplementeilusinoes.blogspot.com/

    ResponderEliminar
  4. jooo no sabes lo nerviosa que estoy!!
    ya mismo esto se acaba y encima Jorge... =(

    Porfis si puedes pasate por mi blog ^^
    http://bajo-los-murmullos.blogspot.com/

    ResponderEliminar
  5. Peroo cuantoo haceee k no subeees
    yo akii enganchadaa a tu historiaa
    y no puedoo seguirlaaa :(
    esperoo k subaas prontoo y leaas estee comentarioooo ;)

    ResponderEliminar