ligera brisa. Hoy los señores salieron a dar un paseo, y la gran mayoría de los sirvientes también, yo preferí quedarme aqui. Algo me tapa el Sol. Miro hacia arriba y veo a James con un libro en la mano.
-Hola. -sonríe elegante-
-Mm... hola. -vuelvo a cerrar los ojos-
-Que raro que no hayas salido.
-No me apetecía. -no contesta, abro los ojos, se recuesta a mi lado y su brazo derecho se apoya detrás de su cabeza- ¿No se supone que la gente noble no debe estar con los sirvientes? -me mira como si le hubiera insultado-
-La gente que tiene más dinero y poder dice eso, pero de humildez siempre carecen por eso yo no soy asi.
-Pues no lo aparentas.
-Jajajaja las apariencias engañan -dos oyuelos se le marcaban en las mejillas, arquea las cejas y pequeñas arrugas se le forman en la frente-
-Puede. -ahí tenía razón él, pero por nada del mundo se la iba a dar- ¿Qué te pasó aye? Te fuiste de repente. -aparta la mirada-
-Nada, tenía cosas que hacer. -dejo el tema a un lado-
Minutos después de un largo silencio, se gira a mi lado y con cuidado coje mi mano, le observo, deja mi mano a un lado. Me levanto y sacudo las hierbitas de mi vestido.
-¿A dónde vas? -me pregunta y en un abrir y cerrar de ojos está a mi lado-
-A un mundo imaginario.
-¿Qué? Venga Holy, dime a donde vas. -hago caso omiso a su pregunta, no me apetece hablar con un chico egocéntrico como James. Agarra mi brazo y me hace girar hacia él, mi otro brazo se apoya en su pecho, y la otra se intenta escabullir de su mano, pero es muy fuerte-
-Suéltame. -sonríe maliciosamente-
-Te voy a llevar a un mundo imaginario ¿vale?
-No. -coge mi mano y me arrastra a las afueras del pueblo, con una gran carretera y un paisaje desierto-
-¿Dónde estamos?
-En un lugar al que siempre voy cuando quiero estar solo. Ven. -después me condujo por una pradera con un caminito y un pozo, el paisaje era muy hermoso- ¿Te gusta?
-Sí... -dije observando todo con mis ojos-
-Pues ven, ya verás. -coge de nuevo mi mano y me lleva a un rinconcito apartado con árboles rojos y hierba amarilla y verde. Era lo más hermoso que he visto en mi vida... quizás porque es lo único bonito que he visto-
-Vaya... -en el medio de la hierba verde, había una mesita de madera-
-Esa mesa la hize yo con mis manos. ¿A que es bonito?
-Creo que ya empiezo a cambiar mi percepción sobre ti -dije y reí-
-Jajaja ¿creías que era malo, creído, egocéntrico? Puede ser que alguna vez lo aparente, pero no lo soy -me lleva hasta la mesa y nos sentamos uno frente del otro-
Me tumbo en la fría hierba y él después hace lo mismo.
En ese momento, todas las barreras se rompieron porque empezamos a hablar como si dos amigos fuéramos y hacía tiempo que no nos veíamos, contando anécdotas, momentos de nuestra vida, cosas que no sabía de James, cosas que él no sabía de mi, infancia, recuerdos, aspiraciones... Tantas cosas que nos contamos en esa tarde y tantas que nos quedan por contar. En esa tarde, James, me recordó a Jorge cuando él y yo jugábamos en el patio del orfanato, aunque su forma de sonreír era distinta, su mirada me recordaba a él.
¿Tantas cosas que me he perdido en 8 años? ¿Tantos paisajes, lugares, personas? ¿Tantas risas, conversaciones, juegos, inocencias? ¿He perdido mi niñez en un orfanato? ¿Tanto he perdido que ahora mismo todo me parece más irreal? ¿Me será satisfactorio haber estado 8 años de mi vida en un orfanato sin el amor, el afecto y la seguridad de una familia?
La respuesta es sí, pero la espera ha valido la pena...