Capítulo 15: Lloro

La oscuridad de la noche nos atrapó antes de lo que pensábamos, a veces, James tenía que dejarme en el suelo porque estaba cansado, ya que llevaba bastante tiempo en sus brazos, aun me dolía la pierna.
-Deja que te la vea -me dijo y asi hizo, la rodilla estaba raspada y con un poco de sangre-
-Cuando lleguemos ya me lo curo -dije y volvió a cogerme-
Cuando al fin llegamos a el jardín de su casa, vimos que las luces estaban encendidas. Abrió la puerta con su llave y allí, en el interior del vestíbulo, se encontraban sus padres y Marga. Su madre estaba sentada y llorando.
-¡Hijo! -dijo- ¡Pero donde has estado! ¡Mira que horas!
-Madre, sí, se nos hizo tarde es que fuimos a dar una vuelta. -se hizo un silencio-
-¿Qué? -habla de nuevo su madre- ¿Has estado con una sirvienta? -dijo como si algo le molestara- Dios mío, ¡lo que nos faltaba! ¡No basta con que rebusques en el pasado, sino que ahora esto! -se lleva las manos a la cara y la confusión se apodera de mi, ¿qué pasa? ¿Es que no podemos dar una vuelta? Pero si no ha pasado nada.-
-Cariño relájate, seguro que no ha pasado nada -su padre ahora habla- James, ¿no habrá pasado nada entre tú y Holly no? -es extraño que se supiera mi nombre-
-¡Claro que no! No pienses mal, solo dimos una vuelta.
-¡Con qué fin! -dijo su madre- ¡Para acostarte con ella! ¿Verdad? -mis ojos se abren y esta vez el miedo me azota-
-Madre, ¿cómo puedes pensar eso? Me avergüenzas.
-Elizabeth, no ha pasado nada. Holly, dinos, ¿ha pasado algo?
-No, por supuesto que no, solo fuimos a...
-Nunca podría estar con alguien como Holly, solo paseamos. Es que no se me ocurre por la cabeza estar con una sirvienta -me interrumpe, le miro y esas palabras me hieren-
-¡James! Tampoco te pases. ¡Deja tu orgullo! -dijo su padre-
-Déjenme en paz -dijo y se marchó a su cuarto, mientras su madre seguía llorando y su padre se dirige a mi-
-Holly, no le hagas caso, no sabe lo que dice. -asiento, Marga me esperaba con un abrazo, pero paso delante de ella sin corresponderla con la cabeza hacia abajo, subo a mi cuarto-
Mientras me curo la herida, lloro. Lloro por todo lo que me ha dicho, lloro porque me ha dejado fatal delante de todos, lloro porque ha dicho que nunca podría estar con alguien como yo, lloro porque la desesperación me ahoga, y mientras lloro derramo lágrimas que se convierten en gritos sumisos y silenciosos...
Miro por la ventana, a lo lejos hay un gran cielo oscuro solo iluminado por estrellas y una Luna que ilumina con su halo. En ese momento, me doy cuenta de cuanto echo de menos a Jorge, creo que ha sido el único amigo que he tenido y que me ha querido siendo o no una sirvienta, pero un querer de amigos. Y ahora sé que los amigos son como las estrellas, no los puedes ver pero sabes que están ahí.
Me acuesto en la cama con la venda puesta en la pierna, que mañana estará curada.
Y sin poder parar de llorar no consigo dormirme.
¿Lo peor? Lo peor es que ahora lloro porque quiero a James más de lo que creí.
Creo que me he enamorado y a la vez le odio....